sábado, 10 de septiembre de 2016

Un joven ejemplo de tenacidad y superación Para Bruno, la ceguera no es un obstáculo para estudiar ingeniería

Bruno Rodríguez arrancó este año en la UTN Santa Fe y viene bien: aprobó una materia y varios parciales de Ingeniería en Sistemas. Confía en ir sobrellevando la carrera “paso a paso”.
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Foto:Mauricio Garín
La netbook con dos programas de lectura de pantalla es un implemento fundamental para que Bruno pueda seguir las clases.

Mariela Goy
mgoy@ellitoral.com
Twitter: @marielagoy

La Universidad Tecnológica Nacional (UTN) Santa Fe cuenta entre sus alumnos de primer año al joven Bruno Rodríguez. La ceguera no le impidió haber terminado el secundario en el colegio Lourdes y elegido luego una de las carreras universitarias difíciles: Ingeniería en Sistemas. “No creo que por ser ciego tenga que estudiar más, sino que -en todo caso- es distinto”, dice el chico de 19 años, quien ya muestra con orgullo los resultados de su esfuerzo: aprobó Matemática y varios parciales promocionales de otras materias.

Nota Cable&Diario: Mariano Bravi / Cámara: Fernando Nicola

A los dos años tuvo un diagnóstico de retinoblastoma (cáncer de la retina) y perdió la visión por completo. “Pero estoy adaptado: hice atletismo, natación, ajedrez y ahora fútbol para ciegos. Practicamos bastante con el equipo Los Búhos y estamos mejorando día a día”, comenta Bruno, quien decidió no superar “apenas” las barreras de la vida, sino más bien saltarlas alto y dar la nota en aquello que emprende.

Ese mismo empuje fue quizá el que lo llevó a no tomar atajos en su decisión de futuro. Después de dudar entre si seguir una carrera humanística o una ingeniería, se inclinó por esta última. “Me gustaba siempre la informática, había pensado en algo más tranquilo como Analista en Sistemas. Pero terminé apostando a la ingeniería. Creo que es un paso a paso: tal vez me trabe en segundo año, pero hay que seguir metiéndole al estudio y quizá algún día llegue a la meta”, se entusiasma el joven.

Algunas materias se pueden ir promocionando por parciales, y él ya aprobó Matemática y tres de los cinco parciales de otras asignaturas anuales. “Las que más me cuestan son Análisis Matemático, Álgebra y Geometría Analítica. Son complicadas, capaz que merecen más estudio que el resto”, considera.

Bruno no cuenta con el pizarrón, un elemento esencial en las ingenierías y que siempre está lleno de fórmulas matemáticas y problemas complejos. “Por eso necesito la adaptación de materiales, apuntes, tal vez más consultas con los profes, porque hay cosas que ellos anotan en el pizarrón y que a mí se me pasan de largo”, dice, al tiempo que asegura que los docentes de la UTN se preocupan porque él entienda los contenidos. “Son clases muy habladas y si bien algunos están acostumbrados a mostrar power point, los van explicando en voz alta”, sostiene.

El estudiante destaca también la calidad humana de sus pares que, al principio del cursado, lo iban a buscar para que no se perdiera en el laberinto de la facultad. “Hice un grupo de compañeros excelente, muy buena gente, son una masa para lo estudiantil y lo extra-estudiantil también. Yo diría que ya me adapté a la vida universitaria ”.

¿Cómo hace?

Una netbook y un par de auriculares son los implementos que ayudan a Bruno a seguir las clases. “Tengo dos lectores de pantalla -uno en Word y un editor matemático-, así que yo escribo en el teclado y la compu me los va ‘leyendo’; así voy haciendo los ejercicios”, explica, y comenta que usó el sistema Braille sólo hasta julio.

“Para la parte de programación tengo que usar los IDE como los demás chicos. El problema es que por ahí hay cosas que el software de lectura no lee, así que tengo que adaptarlas de otra forma. Creo que lo más complicado va a ser la arquitectura de computadoras, que es la parte más gráfica de la carrera”.

A su lado, Valeria Bertossi, profesora de Matemática -la primera materia de la ingeniería que Bruno aprobó-, señala a El Litoral que “la promoción por parciales exige mucho esfuerzo porque hay que estudiar día a día; y él logró aprobar de esa forma”.

La profesora sostiene que para brindarle todas las oportunidades al joven, se requiere de dos factores: voluntad del docente y compromiso de parte del estudiante. “Creo que va a poder seguir la carrera porque es inteligente, tenaz, comprometido y es una persona que se hace de amigos fácilmente. Los vínculos interpersonales ayudan mucho al acompañamiento durante la carrera”, destaca.



Abordaje de las clases

Bertossi indica que el proceso de enseñanza-aprendizaje con Bruno se aborda desde varios frentes. “Por un lado, el grupo de compañeros que lo ayuda: si a él no le quedó algo en claro, el que está cerca se lo traduce. Por otro lado, el docente va verbalizando todo lo que explica en el pizarrón y pasándole los apuntes en Word, porque él tiene un programa de lectura de pantalla que se ejecuta cuando tiene abierto un documento. Es como si alguien estuviera al lado suyo, leyéndole”.

La docente también implementó un trabajo con archivos en la Nube. "Hay un editor de fórmulas matemáticas, él escribía ahí, subía los archivos en la Nube y los docentes de la cátedra íbamos anotando las correcciones al lado, que luego la computadora se las leía a Bruno”.

Bertossi indicó que los exámenes que rindió el joven fueron exactamente iguales a los de sus compañeros, y destacó que para la adaptación de las clases “uno apela a la imaginación y se le van ocurriendo cosas para ir comunicándose con él, para que entienda los contenidos”.

¿Qué mensaje le darías a otro joven con alguna dificultad que no se anima a ir a la facultad?, fue la pregunta final de El Litoral a Bruno, que no se quiere perder la próxima clase. “Cada uno tiene que ver qué le gusta hacer, y una vez que decidió eso, meterle, organizarse y tratar de superarlo”, suelta el chico. Y ahí se va con su bastón hacia el siguiente desafío, “paso a paso”, como él mismo dijo que encara la carrera... y su vida.

“Nos hace bien
tenerlo acá”

Bruno asegura que la Tecnológica lo sorprendió “para bien” en cuanto a las posibilidades que le brinda. En ese sentido, Diego Alarcón, subsecretario de Vinculación Institucional, consideró que hoy los establecimientos educativos están “rompiendo barreras” con políticas institucionales. “Tenerlo acá es un desafío constante, es algo que nos hace bien, que nos hace sensibilizarnos con la problemática de la discapacidad, de la que por ahí se habla mucho y se hace poco”, dijo.

Añadió que “trabajamos muy a medida de las necesidades que él tiene, para que cuente con las mismas garantías de acceso a la educación pública. Que sepa que la facultad está abierta, que hay un equipo de trabajo y que se sienta contenido, como los demás alumnos. Las ingenierías no son las carreras más buscadas ni las más fáciles así que a cada estudiante le brindamos apoyo”.

En tanto, Román Llorens, del programa de Accesibilidad de la UTN, dijo que tener un alumno ciego es todo un “desafío” para la institución, que ya viene trabajando en pos de una facultad más inclusiva, sobre todo, en cuanto a las discapacidades motrices. “Consideramos a Bruno como un estudiante más que desea acceder a la educación universitaria, y nosotros tenemos que garantizar ese derecho”, indicó.

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