viernes, 8 de julio de 2016

Aprender a disfrutar del tiempo libre Turismo lento, una buena idea para las vacaciones de invierno

Es una tendencia mundial, que podría resumirse en una frase: no contagiar el descanso con el “acelere” de la vida cotidiana. Un embajador del movimiento slow recomienda bajar un cambio para relajarse, descubrir nuevos lugares y disfrutar de la familia.

El escocés Carl Honeré, autor del libro “Elogio de la lentitud”, disertó en México, en el marco de una feria turística que cubrió El Litoral en Guadalajara (Tianguis 2016). Foto: Archivo ElLitoral

Gastón Neffen
gneffen@ellitoral.com

Es una advertencia para tomar en cuenta: vivimos en una sociedad adicta a la velocidad y obsesionada con la rapidez. Una cultura del correcaminos, que siempre pierde la carrera contra el reloj y acelera la vida a fondo, en lugar de vivirla. Una lógica que puede contaminar las rutinas de trabajo, las relaciones de pareja y hasta las vacaciones.

Este es el diagnóstico que planteó el escocés Carl Honeré, un referente del movimiento slow —escribió el bestseller internacional “Elogio de la Lentitud”—, en una conferencia al estilo TED (“El origen del futuro”) que El Litoral escuchó en Guadalajara, en el marco de la feria de turismo más importante de México (Tianguis 2016).

“Frente al imperativo de acelerar todo, surgió la idea de ralentizar para vivir mejor. No se trata de ser un extremista de la lentitud, sino de hacer las cosas a la velocidad adecuada y sin caer en las soluciones fáciles”, explicó Honeré.

En su libro “La lentitud como método”, cuyo eslogan es “cómo ser eficaz y vivir mejor en un mundo veloz”, lo vuelve a decir con más énfasis: “En todos los aspectos de la vida, cada vez somos más los que estamos empezando a aceptar que, cuando nos enfrentamos a problemas graves, lo más rápido no siempre es lo mejor, que las mejores soluciones surgen cuando invertimos suficiente tiempo, esfuerzo y recursos”.

Es una vuelta de tuerca a la famosa frase del hiperactivo Napoleón Bonaparte —“vísteme despacio que estoy apurado”—, que con la mira en las vacaciones de invierno es interesante para pensar cómo descansar y evitar que se evaporen, que pasen rápido y se conviertan en tiempo vacío.

Cuatro ejes

En su conferencia, cuya paradoja es que el embajador del movimiento slow tuvo que explicar sus ideas en 18 minutos —por el breve y rápido formato de las charlas TED—, resumió los cuatro ejes del turismo lento, que va de la mano con la idea de viajar despacio, disfrutando los momentos y no intentar correr de un lado al otro, al punto que cuando se vuelve hay que descansar de las vacaciones.

El primer punto parece obvio: la prioridad debe ser descansar.“El problema es que contagiamos nuestro descanso con el acelere de nuestra vida cotidiana. Si viajamos con prisa volvemos cansados”, insistió.
  
En la tendencia del turismo lento aparecen los hoteles libres de celulares y televisión, por ejemplo, para “liberarse” del peso de la conectividad, que tiene enormes ventajas pero también puede convertirse en un “ruido” en la lógica del descanso, porque no se “corta” nunca. “Los problemas siempre saben dónde estás”, como dice el Indio Solari en la canción “Veneno paciente”. 

La segunda cuestión es permitirse reconectar.Darse el tiempo en las vacaciones para conectar con la pareja, los chicos y los amigos, y también con gente nueva. Se trata de no encerrarse e interactuar con los demás.

El tercer punto es encarar el viaje con la idea de descubrir.Honeré recordó que hay turistas que llegan al Caribe y no salen del hotel all inclusive. Otro problema es que “llegamos sabiendo todo y perdemos la emoción de descubrir”, porque antes lo googleamos, lo recorremos con el street view de google y planificamos todo sin dejar espacio —en un cronograma apretado— para descubrir. “Es muy importante vivir experiencias no googleables en las vacaciones”, propone.
  
El cuarto eje está muy relacionado con descubrir y es priorizar lo local. Desde la cultura a la gastronomía, y va en la línea de priorizar las empanadas salteñas y las tapas, depende de dónde se esté, por sobre las hamburguesas y la pizza (salvo que se esté en Nápoles). También supone hablar con la gente y escaparse de los city tours,los recorridos “envasados” y asumir el desafío de vivir tu propia aventura. 

Lo que siempre hay que recordar, en la visión de Honeré, es que “nada florece sin tiempo” —especialmente las vacaciones— y que no se entiende cuál es el apuro por consumir el recurso más valioso que tenemos: el tiempo.

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