jueves, 21 de abril de 2016

Todo en la misma noche Lo apresan, lo liberan y volvió a caer tras robar un negocio

Tiene 12 años. Intentó robar una moto y fue aprehendido. La Secretaría de la Niñez ordenó su libertad. Fue detenido por segunda vez a las pocas horas por vandalizar un comercio en barrio Candioti.

La agencia de quiniela de Ituzaingo 1900, en cuyo interior fue detenido (por segunda vez) el jovencito. Foto:Danilo Chiapello

Danilo Chiapello
dchiapello@ellitoral.com

Este es el cuento de nunca acabar ¿Quieres que vuelva a empezar?

* Anoche, alrededor de las 23, personal del Comando Radioeléctrico detuvo en inmediaciones de J.P. López al 4300 a un jovencito (menor de edad), el que momentos antes había intentado robar una moto Gilera Smash.

Arribados allí, los actuantes advirtieron que la situación estaba controlada debido a que un grupo de vecinos tenía retenido al adolescente.

Entrevistada la víctima, narró los detalles del ilícito, por lo que en la seccional 10ma, se oficiaron las actuaciones procesales pertinentes.

Como es de rigor el menor involucrado quedó a disposición de la Subsecretaría de la Niñez desde donde se determinó que se lo entregara a sus padres.

Pero la historia no terminó allí.

Unas horas después, poco antes de las 3 de la madrugada, el mismo jovencito fue detenido por agentes de la Seccional 3ra, tras haber sido sorprendido en el interior de una agencia de quiniela, ubicada en Ituzaingó al 1900.

El citado local, se encontraba con su vidriera rota y los elementos de trabajo, tales como la máquina de registrar apuestas, la caja para el dinero y otros elementos habían sido tirados al suelo.

En dicha sede policial se oficiaron las acciones sumariales de rigor, y se dio nuevamente conocimiento al mencionado órgano judicial de Menores.

“Daba lástima pero...”

En diálogo con este diario el titular de dicha agencia narró que “yo estaba durmiendo cuando la policía me llamó por teléfono para darme la novedad.

Apenas llegué todo esto era un caos. Había un montón de patrulleros y gran cantidad de uniformados. El chico rompió la vidriera y se ganó al interior del local pasando por entre unas rejas, en un espacio muy reducido. No sé cómo hizo.

En la maniobra sufrió una herida cortante porque el local estaba todo lleno de sangre. Buscando dinero tiró todo lo que había al suelo. La caja, la máquina, las sillas, en fin... todo esto era un caos.

Mientras los policías hacían sus comunicaciones el chico estaba arrinconado y llorando. La verdad que daba lástima pero uno no puede dejar de pensar en la cantidad de menores que están en su misma situación. El problema es muy serio”, reflexionó.

Este es el cuento de nunca acabar. ¿Quieres que vuelva a empezar?

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