sábado, 9 de enero de 2016

NACIONALES De una Corte de prestigio, a una Corte politizada y decadente

El máximo tribunal podría ser la primera víctima institucional del estado de preanarquía del PJ. Las postulaciones improbables de Pichetto y la adolfista Negre de Alonso. Macri y el dilema del "Rey Ahogado".
Infobae | 
De una Corte de prestigio, a una Corte politizada y decadente
 La Corte Suprema de Justicia podría ser la primera víctima institucional del estado de preanarquía en el que está aturdido el PJ desde que tuvo que dejar el poder hace, apenas, un mes. El campo de batalla es el Senado de la Nación y, como en una partida de ajedrez, el principal riesgo que enfrentan los presidentes de los otros dos poderes, Mauricio Macri y Ricardo Lorenzetti, es terminar en una encerrona que, como un "rey ahogado", no permita mover piezas para romper una parálisis que ya se tornó peligrosa para el país.
 
La pretensión del PJ –el oficial y el blue, activo bajo inspiración adolfista y, acaso, massista– es forzar la aceptación de un proyecto para ampliar de los actuales cinco a hipotéticos siete o –porque en casos así es mejor que sobre y no que falte– hasta nueve miembros. Es una idea que, como en otras iniciativas vitales para el Gobierno, requiere aval parlamentario y que Macri no quiere aceptar. "Se va a pasar de una Corte de prestigio, que Macri propuso en la campaña, a una politizada, decadente", reconoce a Infobae una alta fuente que es testigo de los trasiegos políticos.
 
El camino ensayado con el ingreso fallido en comisión de los reconocidos juristas Horacio Rosatti y Carlos Rosenkrantz –vía un forceps legal tan inusitado como inédito– chocó con el muro levantado en el Senado. Sin querer o a propósito, Macri le dio al PJ (al oficial y al blue) los términos de intercambio: los dos tuyos entran con los dos "nuestros". Se explica por qué la vicepresidenta Gabriela Michetti reconoce el resbalón con la Corte como uno de los defectos de la gestión política y propone "cambiemos".
  
En el ámbito judicial, también es alta la resistencia a que la Corte Suprema termine como escenario de pactos políticos más o menos truculentos. Los jueces y fiscales evocan el respeto unánime que había generado el máximo tribunal creado por impulso de Néstor Kirchner. Esa valoración social permitió que los juristas, con fallos a favor y en contra de los intereses del gobierno de turno, ejercieron una función de control de desbordes institucionales.
 
Los tironeos entre las facciones peronistas quedaron expuestos anteayer, con un comunicado motorizado por la senadora Virginia García -a la vez cuñada de Máximo Kirchner y tía de Néstor Iván– que hizo perder hasta los buenos modales y la sobriedad aristocrática que pretendió siempre tener la Cámara alta. La excusa fue el rechazo a las 2035 cesantías que firmó Michetti, pero en el fondo, se trató de una "prueba del ácido" de lealtades cristinistas. Ahora, los peronistas designan a los kirchneristas con un "ellos" que los hace ajenos del "nosotros".
 
El peronismo redobló la presión a Macri para que ceda y acepte la ampliación de la Corte. "Si no, se quedan sin Corte", amenazó un senador.
 
De los 38 senadores del Frente Para la Victoria, fueron 15 los que firmaron un documento que, más que defender a los cesantes pareció buscar dinamitar los precarios puentes de diálogo que intentaba, con algo de interés, mantener el ahora frágil presidente de la bancada, el rionegrino Miguel Ángel Pichetto. Esa docilidad, ahora, podría tener una explicación terrenal: el renovado interés -que él desmiente o disimula- por buscar un lugar en la Corte Suprema y reeditar así el camino de Juan Carlos Maqueda, que se mudó, en diciembre de 2002, de la Cámara alta al máximo tribunal. Esa postulación improbable, como así también la agitación de otra senadora, la adolfista Liliana Negre de Alonso, es el anzuelo que menea el peronismo permanente para evitar que la Corte continúe funcionando, después de la quietud de enero, en febrero, sólo con Lorenzetti, de 61 años; Maqueda, de 66 años, y la civilista Elena Highton de Nolasco, que el mes pasado cumplió 73. Con cinco miembros, el rigor matemático obliga a los tres jueces a lo que no ocurre ni en las mejores familias: estar de acuerdo, siempre y en todo.
   
Ese operativo de seducción se mantiene mientras se tejen otras estrategias menosafectuosas. "Si no aceptan nuestros candidatos, el peronismo puede romper el diálogo y dejar a la Corte con tres miembros para los próximos cuatro años. El que elige es Macri ycualquier otro que se oponga", es la voz metálica de un senador que pidió a Infobae no ser identificado.
 
Nadie piensa en el vacío. Mientras el kirchnerismo desordena y bloquea movimientos, Eugenio Zaffaroni, el jurista militante, pasea sus argumentos reformistas: habla de 15 jueces supremos y de un supra tribunal que sólo trate la constitucionalidad de las leyes. Una Corte dentro de la Corte. La ponencia la aplaudieron kirchneristas reunidos en asamblea en Mar del Plata.Resistiendo con Aguante.
 

Por las buenas o por las malas

Como ocurrió cada vez que el PJ dejó el poder, por las buenas (con los votos) o por las malas (con las botas), las aguas turbias de la interna inundan todo lo que no encuentra un dique de contención. Político, personal o institucional. Así se lee el bloqueo presupuestario que le hizo el peronismo a María Eugenia Vidal y, por qué no, la descomposición del liderazgo interno en la Policía Bonaerense, que hace más difícil la búsqueda de tres killers con menos luces que apetito de sangre que recorren a los tiros la Argentina.
 
El macrismo está aprendiendo –como pasó en 2007 cuando al asumir la ciudad tuvo que corregir más de una vez la relación inicial con Hugo Moyano o el sentido en el que iban los autos por las calles– los rigores de jugar en otra liga. Mandó a sus ministros a reforzar acuerdos de gestión y se mostró con Sergio Uñac, un peronista que responde a José Luis Gioja, con la intención de desactivar la resistencia que los senadores mostraron con sus proyectos, que incluyen la Corte, pero no se agotan allí.

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