viernes, 25 de diciembre de 2015

También se cortó el camino a La Boca El avance del río inundó La Vuelta del Paraguayo



Al mediodía eran 49 los evacuados en el barrio costero. El río creció 12 centímetros en pocas horas y se ubicó a 3 del nivel de Alerta, que es 5.30 metros. Preocupa la velocidad de la crecida y pese al asueto trabajan contrareloj en la evacuación.

Al mediodía eran 49 los evacuados en el barrio costero. El río creció más de 40 centímetros desde el lunes y se ubicó a 3 del nivel de alerta, que es 5.30 metros. Foto: Flavio Raina

Nicolás Loyarte

Horas críticas se vivían hoy, durante la vigilia de Nochebuena, en La Vuelta del Paraguayo por el avance del río que inundaba el barrio costero ubicado en la orilla del riacho Santa Fe, junto a la ruta nacional 168.

Desde anoche el agua avanzó con velocidad y esta mañana ya había inundado gran parte del barrio. Según el registro de la Prefectura Naval, en 24 horas el Paraná creció doce centímetros en nuestra ciudad y alcanzó los 5,27 metros, a tres centímetros del nivel de Alerta, y a 43, del nivel de Evacuación.

Esta situación activó la alarma del Municipio que, pese al asueto dispuesto por el Ejecutivo por la Nochebuena, intensificó sendos operativos sanitarios y de evacuación en la zona.

Esta mañana los empleados municipales cargaban bolsas de tierra y arena para construir defensas e intentar frenar el avance del agua sobre la única calle de acceso a La Vuelta del Paraguayo, al tiempo que otros avanzaban en camiones hacia el fondo del barrio para evacuar a las familias que ya se habían inundado antes de que la crecida lo tape todo.


GALERÍA HDFamilias evacuadas en la zona costera

En el refugio

Mientras tanto, en el portón de acceso al refugio dispuesto por el Municipio sobre calle Demetrio Gómez en el acceso a Alto Verde —fuertemente custodiado por la Guardia de Seguridad Institucional— algunos vecinos reclamaban con dramatismo que los asistan y evacuen, y que les permitan ingresar para ocupar una de las casillas que se estaban construyendo en el predio destinadas a alojarlos.

Al mismo tiempo, en el interior del refugio, voluntarios y empleados municipales construían contrareloj las últimas casillas para evacuados —estimaban que levantarían entre 38 y 40, dijo un encargado de la obra—, donde ya había alojadas esta mañana 14 familias: 49 personas (33 mayores y 16 menores), y se estimaba que el número de evacuados crecería hoy considerablemente con el correr de las horas.

Pese a las quejas de algunos evacuados, las condiciones de alojamiento eran bastante dignas. Las casillas lacustres montadas sobre pilotes cuentan techo de chapa con aislación térmica, piso de madera y energía eléctrica. Los baños químicos son comunitarios y se estaba montando una red de cañerías para habilitar canillas de agua potable cerca de las casillas (por ahora la buscan en baldes). Lo que más les molesta a los evacuados es el estricto control de la GSI que les impide el ingreso al predio a familiares y no les permiten salir de noche, entre otras medidas de seguridad y control.

Evacuados en Navidad

Miguel Pérez y Ximena Chávez son dos de los ocupantes de la casilla N°5, junto a sus hijos Juan, de 9 años y Sol, de 5. “Llegamos hace dos días, porque mi casa quedó bajo agua”, relató Ximena, de 27 años. En su interior desplegaron la cama matrimonial, una cucheta, la cocina, la heladera, el televisor, un ropero y una mesa con sillas, entre otras pertenencias. A las 10 de la mañana el termómetro marcaba 27° de temperatura y adentro de la casilla el calor se soportaba mejor que a la intemperie al rayo del sol.

La familia Pérez ya está acostumbrada a escapar del agua en las reiteradas inundaciones. “Tenemos carrera en esto”, dijo con resignación Ximena, aunque admitió que esta vez “el agua llegó muy rápido, de la noche a la mañana”.

—¿Cómo están acá?

Bien, muy conformes. A diferencia de otros años estas casillas tienen piso y no andamos en la tierra y el barro. Yo no uso el baño químico porque lo usan todos y no me gusta, así que voy a lo de mi mamá, que vive acá cerca. Llevo a los chicos y además nos duchamos.

“Yo me quedo allá” —interrumpió la madre, Alicia Rodríguez, que estaba de visita—, “porque tengo primer piso, entonces se inunda pero yo llego en canoa”.

—¿Cómo crees que será pasar la Nochebuena acá?

Como tenemos horarios de entrada y salida, que hace que parezca que estamos en la cárcel, y no dejan pasar a los familiares, vamos a ver si nos quedamos acá solos o nos vamos a pasarla a lo de mi mamá, bajo agua, no nos va a quedar otra. Es feo y también nos da miedo por los robos.

El dato

5,71 metros es la altura del río Paraná en nuestra ciudad recalculada hoy por el INA para el 2 de enero; un centímetro por encima del nivel de Evacuación.

El avance del agua cortó el camino a La Boca


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