sábado, 31 de octubre de 2015

Le entregaron un cadáver y gritó: “Esa no es la abuela”

Los familiares fueron a retirar los restos para trasladarlos hacia Chile y se encontraron con otros porque entre ellos había dientes y la mujer no los tenía.

Neuquén. Familiares de una mujer que habían acordado retirar sus restos del Cementerio Central, donde supuestamente había ido a parar el cuerpo luego de un confuso episodio, descubrieron que éstos no pertenecían a su pariente

La tremenda confusión comenzó cuando una familia, durante una visita al cementerio El Progreso, advirtió que el sepulcro de la mujer había desaparecido junto con todas las pertenencias y objetos que lo adornaban.

Por un error, el cadáver de la anciana habría sido confundido con el de un indigente y, tal como establece una ordenanza local, cumplidos cinco años tiene que ser cremado.

Después de muchos reclamos, trámites administrativos y explicaciones para convencer a las autoridades de que no se trataba de una persona indigente sino de un familiar directo, habían acordado retirar los restos del Cementerio Central, donde supuestamente se encontraba el cuerpo.

Según publicó ayer el portal LM Neuquén, el trámite que se estaba por cumplir en horas de la mañana del jueves, era la antesala del último viaje que realizaría la familia hacia Chile, el lugar de nacimiento de la abuela y donde serían depositados sus restos.

Después de todo lo que había pasado, la familia no quería saber nada más con dejar los restos en Neuquén y creía que lo mejor sería que descansaran en su tierra natal.

El empleado del cementerio recibió a los familiares y les mostró una bolsa negra y precintada y comenzó a retirar huesos para colocarlos en una urna, hasta que uno de los familiares se dio cuenta. “Esa no es la abuela”, gritó.

Según sus familiares, si había algo que caracterizaba a la anciana es que a los 95, cuando murió, no tenía un solo diente y siempre había rechazado la posibilidad de que le colocaran una prótesis o implante.

Uno de los maxilares que estaban por colocar en la urna tenía la dentadura completa, y si faltaba algo para convencerse de que era otra persona, el cráneo lucía una cabellera rubia con un tono casi rojizo y en el cuello había un pañuelo enroscado al estilo gaucho con un broche de plata y un caballo grabado.

Definitivamente no era su pariente. Ella tenía el pelo bien blanco y cortito y nunca usaba atuendos paisanos. Aquel cadáver tenía la apariencia de ser de un hombre.

Entre la tristeza y la indignación, los familiares hicieron una vez más el reclamo. Entre los parientes estaba el hijo de esta mujer, un hombre de 75 años, que no aguantó la emoción y derramó lágrimas de tristeza y espanto al presenciar aquel terrible momento.

Quienes todavía tenían fuerzas para sobrellevar la situación le explicaron al empleado que esos restos no eran de su familiar y firmaron un documento rechazando la entrega.

Solicitaron además que a esos huesos se les haga un examen de ADN para que quede constancia que corresponden a otra persona.

Según los familiares, las autoridades del cementerio no saben con certeza qué realmente pasó, dado que las fechas de exhumación del cadaver ni siquiera coinciden Desde el cementerio aseguran que el cuerpo fue exhumado el 31 de agosto, lo que es imposible porque ese día la difunta hubiera cumplido años, y todos sus familiares fueron al cementerio a llevarle flores. Ese día no notaron nada irregular alrededor de la tumba.

Los empleados ensayaron otra explicación: tal vez se equivocaron en la cooperativa CALF, institución que organizó el sepelio. Pero tampoco era posible: a la abuela la velaron a cajón abierto y todos sus seres queridos que la despidieron vieron que era ella. “Lo peor de todo es que ahora hay un cadáver que no es el nuestro; es el del señor de pañuelo con el broche del caballo, que tal vez tenga una familia”, se lamentó Leticia, una familiar, a través de la radio LU5.

Los parientes se retiraron del cementerio central confundidos y acongojados, hundidos en un mar de dudas y desesperanza. Tienen miedo que la hayan cremado. Y si no hubiera sido así, quieren que alguien les diga de una buena vez dónde está su abuela.

El caso podría llegar a judicializarse si no hay una respuesta sobre el destino que tuvieron los restos de la anciana.

Fuente: Uno San Rafael

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