Hay momentos determinantes en el fútbol. Los que definen situaciones. Son capítulos que marcan el destino de la saga. Que pueden estimular las ilusiones para acercarlas al final añorado.
La Capital |
Pero primero tiene aquí el primer reto. Por el torneo local. Que lo tuvo y lo tiene como protagonista desde el mismo inicio del campeonato. Está sentado en la mesa chica de las decisiones y con la firmeza de permanecer. Por eso hoy Eduardo Coudet desde la formación confirmada desde temprano exhibe esa vocación por ganar que las circunstancias exigen. Los nombres propios de por sí ya dan la idea ambiciosa de la actitud colectiva. Y las ubicaciones no hacen más que ratificarla.
Por supuesto que el fútbol tiene una historia articulada por imprevistos, pero para ganar y mantenerse es fundamental convencerse de que se puede. Y Central lo está. Por eso esta tarde, a las 16.30, saldrá al Malvinas Argentinas con esa premisa.
Claro está que la estrategia sufre ajustes por las bajas, y en este terreno el equipo del Chacho deberá suplir la habilidad de Cervi, la sapiencia de Delgado y también la experiencia de Alvarez, y para ello recurre a la sutileza de Lo Celso, a la dinámica de Montoya y a la entrega de Salazar. Es que las lesiones también imponen esa cuota de exigencia a la ya establecida por la competencia.
La verticalidad de Central y el oportunismo de sus delanteros necesitarán mayor generación de juego en el mediocampo, algo que le faltó en el clásico igualado, porque es una herramienta clave para generar los espacios necesarios en la tarea del desequilibrio. Es cierto que el conjunto canalla empató mucho, pero también es verdad que ganó bastante y perdió casi nada, y es por ello que esta tarde en el corazón del parque San Martín deberá conseguir los tres puntos para mantenerse en el tren de los sueños posibles. Y está claro que nadie quiere bajarse de ese tren cuando queda tan poco para llegar al final del camino.
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