sábado, 18 de julio de 2015

EL DIRECTOR TÉCNICO MIGUEL ÁNGEL RUSSO VUELVE AL GIGANTE, UNA TIERRA CONOCIDA

Miguel Angel Russo pisará mañana el Gigante y el hincha canalla lo recibirá seguramente con todos los honores. Es la primera vez que regresa tras haber conseguido el ascenso.
La Capital | 
EL DIRECTOR TÉCNICO MIGUEL ÁNGEL RUSSO VUELVE AL GIGANTE, UNA TIERRA CONOCIDA
 Central y Miguel Angel Russo no necesitan de presentaciones. Mucho menos de preámbulos que expliquen una relación que nació y luego se plegó a perpetuidad. Porque el DT estuvo llamado desde un primer momento a meterse en el corazón del hincha. La conexión surgió espontánea. Como si se conocieran de toda la vida. No hizo falta ni de la complicidad de los títulos. La idolatría se empezó a alimentar de grandes instantes, triunfos y partidos durante las cuatro veces en las que se cobijó en el banco canalla. Pero a la gente le bastó y sobró con que acudiera al rescate cuando el club más lo necesitaba. Y Miguel no le falló. Todo lo contrario. Le tendió una mano salvadora y sacó al equipo del pantano de la B Nacional. Por eso cuando mañana pise el césped del Gigante de Arroyito, arropado con el buzo de Vélez, seguramente será recibido con todos los honores. Como realmente se merece uno de los entrenadores que mejor interpreta el sentimiento canalla.
Los recuerdos inexorablemente volverán a darle vuelta como una dama encantada a Russo. Es que pisar de nuevo tierra canalla nunca le resultará indiferente. Siempre le provocará la mejor de las sensaciones. Mucho más ahora. Que regresa cubierto por esa coraza a prueba de todo luego de haber devuelto a Central al sitial de la primera división.
De ahí que este retorno no se parecerá a los otros. Y Russo lo sabe. Por eso desde la última partida sus palabras siempre tuvieron el auxilio del agradecimiento.
“Central es el club que llevaré durante toda mi vida en lo más profundo de mi corazón. Siempre será especial volver al Gigante y recibir el afecto de la gente. Lo que viví aquel día que conseguimos el ascenso nunca lo voy a olvidar. Sé muy bien lo que sufrió el hincha para recuperar el lugar que nunca debió haber perdido”, declaró Russo cada vez que lo empujaron a hablar de Central y de lo tormentoso que fue transitar el martirio de la B Nacional.
A Russo no lo asaltan las dudas cuando piensa en las imágenes que acompañarán su caminata hasta el banco de suplentes visitante del Gigante. Como tantas veces, recibirá los mimos más estruendosos para su alma. Es que entiende que para el hincha de Central encarna ese arquetipo tan indefinible y puntual que es el ídolo. Pero no se la cree. Nunca lo hará por respeto a la historia de otros técnicos que ganaron más que él y que nacieron en el club. Tampoco nunca le responderá a esa legión de dirigentes que a veces lo maltrataron y lo trataron como a alguien de paso. Russo no fue ni será de ocasión para Central.
Cada vez que estuvo sentado en el banco, Russo transformó a Central en un equipo de autor. Con lo bueno y lo malo del caso. Para sentirse orgulloso de ser el técnico que siempre festejó en los clásicos contra Newell’s. Pero también para irse impregnado de la más profunda amargura luego de perder la final de la Copa Argentina contra Huracán en noviembre pasado. Un día después de aquella frustración, ya no era más el técnico de Central. Aunque, en realidad, la derrota en San Juan no hizo más que bañar de ingratitud su despedida. Nadie más que él merecía aquel logro. No sólo para escaparles a las críticas que empezaban a llover en torno a su ciclo, sino para darle el final a toda gloria de su obra.

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