viernes, 5 de septiembre de 2014

Lágrimas, emoción y aplausos en el último adiós al mítico Gustavo Cerati

Los restos del músico se dirigen al cementerio de la Chacarita, donde reposarán los restos. La madre del artista, Lilian clark, fue ovacionada. Si bien las puertas de la Legislatura se cerraron para darle un momento íntimo a la familia, los fans se quedaron en la puerta y cuando la madre de Gustavo y su hijo Benito se acercaron desde un balcón, empezaron a cantar "Juegos de Seducción".











Cánticos, lágrimas y aplausos fue lo que recibió la familia de Gustavo Cerati de parte de los fans del músico, antes de que comenzara el traslado del cuerpo a su última morada, el cementerio de la Chacarita. A las 13, con miles de personas en la puerta, y canciones de fondo fueron sacadas las numerosas coronas fúnebres. Luego de varios minutos, finalmente los restos del cantante fueron subidos al coche. Sus seguidores se acercaron hasta donde estaba el féretro, tiraron pétalos de rosa sobre el auto y expresaron su cariño hacia al artista con un insistente "Gustavo no se va".

A Lilian Clark, la madre del ex Soda Stereo, se la vio muy emocionada y sin poder contener sus lágrimas al ver lo devoción de los fans por su adorado hijo. Ella junto a otros familiares salió a saludar a la gente desde un balcón de la Legislatura porteña antes de que comenzara el traslado.

El recorrido del cortejo fúnebre pasa por la Avenida de Mayo, Carlos Pellegrini, Avenida Córdoba, Maure y Jorge Newbery antes de llegar a Chacarita, donde la familia celebrará un responso para darle el adiós final al cantante, cuyos restos serán inhumados.

Fue muy emocionante el peregrinar de miles de fanáticos que asistieron a la Legislatura porteña para homenajear a su ídolo. El velatorio, que fue a cajón cerrado, contó con el ingreso exclusivo para familiares y amigos, pero luego el público pudo despedir a su ídolo también.

El último adiós de Cerati, que falleció ayer a los 55 años, se realizó en el Salón de Honor del Palacio Legislativo.

UNO SANTA FE.

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