sábado, 23 de agosto de 2014

SANTA FE: Grave denuncia contra policías de la Segunda

Un joven comerciante de barrio Sur denunció que fue salvajemente golpeado en la comisaría. También asegura que le robaron una cadenita de oro y un teléfono celular. Todo habría ocurrido cuando fue a denunciar destrozos en su auto.

De la Redacción de El Litoral

La mujer no quiso que su identidad sea publicada. Tampoco la de su hijo, de 24 años. Ambos tienen miedo. “Todavía no podemos creer lo que nos pasó. Parece una locura, pero nos da terror pasar frente a un comisaría. No digo que toda la policía sea mala, pero lo que a nosotros nos pasó fue terrible”, aseguró.

La angustia de la vecina de barrio Sur se refleja en su tono de voz y en su mirada. “Todo ocurrió hace una semana, el sábado por la mañana. Mi hijo vive conmigo y tiene un comercio que explota desde hace unos pocos meses. Él salió temprano, como todos los días laborables, y caminó hasta la cochera que la Cooperadora de la Policía tiene junto a la Seccional 2a. Ahí guardaba su auto VW Gol. Al llegar se encontró con que el baúl de su vehículo había sido barreteado. Tenía la chapa y una óptica destrozadas. Entonces decidió ir a dejar una constancia en la comisaría”, contó la mujer.

Aquí es donde el relato se torna escalofriante. “Entró a la dependencia y trató de que el escribiente le tome la denuncia por lo que había pasado, pero este uniformado se negó. Le hablaba de problemas con la Cooperadora o algo así. Mi hijo no entendía por qué se negaba a realizar la constancia. Él me dijo que era todo con respeto, pero en ese momento apareció otro policía que se comportó violentamente. Con el dedo, comenzó a golpearlo en el pecho, mientras lo increpaba. Discutieron y en un momento el sujeto agarró a mi hijo del cuello y lo comenzó a arrastrar por el hall rumbo a los calabozos. Otro lo ayudó, porque mi hijo es grandote. Esto sucedió ante la mirada de muchas personas que hacían cola para visitar a los detenidos”, puntualizó.

“Al llegar a la celda, lo tiraron al suelo -agregó- y le hicieron sacar las zapatillas y toda la ropa. Mientras se desvestía comenzaron a golpearlo. Lo patearon y le dieron trompadas en la cabeza, en la cara, hasta que se desvaneció. Nadie fue a ver cómo estaba. Nadie lo ayudó. Cuando se despertó estaba sentado, tras las rejas, todo ensangrentado y dolorido. Le faltaban sus dos teléfonos, su billetera y su cadenita de oro. Cerca de las 13.30, cuando recobró la conciencia, alguien le devolvió uno de los celulares y pudo llamarme. ‘Mamá, vení a buscarme. Estoy en la comisaría, golpeado’, me dijo. Inmediatamente fui para el lugar y le pedí explicaciones al responsable, el subjefe. Este hombre me estaba señalando que se había tratado de un malentendido, que ya estaba todo solucionado, cuando apareció mi hijo. Parecía un monstruo por cómo le habían dejado el rostro. Yo no lo podía creer y me parece que el oficial tampoco, porque me aseguró que no estaba al tanto de lo ocurrido y me dijo que haga la denuncia donde correspondía.

“A mi hijo le devolvieron sólo uno de los teléfonos y la billetera. Habían desaparecido el Blackberry y la cadenita de oro. Ambas cosas aparecieron en un sobre que alguien dejó el lunes en el frente de mi casa. Tocó timbre y cuando salimos ya no había nadie”, manifestó la mujer.

El episodio está siendo investigado por la Dirección de Asuntos Internos, que ya tomó testimonios y relevó documentación de la comisaría, con conocimiento del fiscal Regional de Santa Fe, Ricardo Fessia.

“Yo pienso que esta gente no puede estar en una comisaría. A nosotros nunca nos pasó algo así en la calle y nos ocurre adentro de la seccional. Creo que Dios protegió a mi hijo, porque si le pegaban un poquito más lo mataban”, concluyó la madre.

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