sábado, 14 de junio de 2014

ROSARIO: Un sargento se desligó de una fuga de Jefatura de policía y acusó a otro oficial

Giro en una causa paralela a la investigación de Los Monos. Germán Almirón, preso por facilitar la fuga de Juan Domingo Ramírez, amplió su indagatoria e inculpó a Luis Quebertoque.
La Capital | 
Un sargento se desligó de una fuga de Jefatura de policía y acusó a otro oficial

 Germán Almirón, el policía acusado de facilitar la fuga de Jefatura de un supuesto sicario de Los Monos y descubierto en escuchas telefónicas cuando tramaba con otro preso un plan para matar a un juez y a un fiscal, amplió ayer su declaración en el marco de la causa que le siguen por la evasión. El sargento, que está imputado de extorsionar a familiares del detenido exigiéndoles dinero a cambio de dejarlo libre, se desvinculó del hecho e incriminó a otro empleado de la fuerza como quien participó en esa negociación.
La declaración de Almirón se produjo a pedido suyo. Es la segunda vez que presta testimonio en la causa por la fuga, en la que está detenido e imputado por extorsión. El efectivo pidió hablar en el juzgado a cargo de Alejandra Rodenas y brindó una declaración extensa de la cual, por el hermetismo del juzgado, no trascendieron mayores detalles. Sin embargo, pudo saberse que Almirón se despegó del delito que le reprochan: dijo que ni siquiera estaba en el lugar al momento de la fuga y que no tuvo nada que ver con el hecho. En cambio incriminó directamente en el hecho al comisario Luis Quebertoque, quien como él trabajaba en la Brigada Operativa de la División Judiciales y actualmente está a la espera de destino tras ser desplazado junto a otros uniformados que participaron en la investigación del juez Juan Carlos Vienna a la banda de Los Monos.
Respecto de la intervención de Quebertoque en la fuga, Almirón dijo que al enterarse de la evasión el comisaro la minimizó. Y lo señaló como quien llevó a cabo la negociación extorsiva con la familia de Ramírez. Como Almirón está imputado, no fue una declaración bajo promesa de verdad sino un descargo, en el que además se negó a responder preguntas. El relato fue presenciado por el fiscal Esteban Franichevich.
No es la primera vez que los nombres de Almirón y Quebertoque se cruzan públicamente: el plan atribuido al primero de ellos para matar al juez de Instrucción Juan Carlos Vienna y al fiscal de Cámaras Guillermo Camporini, detectado en escuchas telefónicas de la Justicia federal, también incluía la eliminación del comisario de la Brigada que tuvo protagonismo en la persecución a Los Monos. El testimonio se produjo mientras en el juzgado de Vienna, ubicado frente al de Rodenas, se encontraba un ladero de Quebertoque en la Brigada Operativa, el oficial Ariel Lotito.
Entró y se fue. A Almirón lo habían apresado el 5 de febrero tras ser señalado por familiares del preso Juan Domingo Ramírez como uno de los uniformados que pactó la entrega de dinero para que dejaran huir al ahora prófugo.
Ramírez, de 39 años, había sido detenido el 14 de enero tras permanecer siete meses con un pedido de captura emitido por el juez Vienna. Está acusado de controlar búnkers de la banda de Los Monos y de participar en el crimen de Luciano Cáceres, un chico de 15 años baleado frente a un quiosco de drogas el 28 de abril del año pasado.
Nueve horas después de ser detenido, a las 6.40 del 15 de enero, Ramírez escapó de la División Judiciales de Jefatura en circunstancias aún oscuras: el detenido "se soltó" de las esposas que lo ataban al barrote de una escalera y se fue de la Jefatura sin que nadie lo detectara. Con el correr de las horas surgió la convicción de que no pudo escapar sin ayuda de su custodia. Bajo sospechas de soborno, las oficinas fueron allanadas y dos policías encargados de vigilarlo (el sargento Rubén Z. y la oficial de guardia Luciana O.) fueron detenidos, aunque con el correr de la pesquisa recuperaron la libertad y les dictaron la falta de mérito.
Uno de los elementos que implicó a Almirón fue la declaración de un comerciante de una ciudad vecina a Rosario que reveló que la mujer de Ramírez pasó a visitarlo dos horas después de la detención y le imploró que le prestara dinero.
La denuncia. Al día siguiente de la fuga, la pareja de Ramírez denunció en Tribunales que agentes de la División Judiciales la habían extorsionado por teléfono pidiéndole una importante suma de dinero y un Citroën C3 de su propiedad para dejar escapar a su esposo. Eso llevó a que la Justicia disponga el arresto 5 de febrero, de los agentes Lucas V., Ricardo P. y Germán Almirón, quienes habían detenido a Ramírez. La mañana siguiente fueron sometidos a una rueda de reconocimiento de la que participaron la esposa y la suegra del prófugo. Las mujeres señalaron "sin dudar" a Almirón como quien le exigió el dinero.
Dijeron que fue el hombre que las llamó por teléfono y que les pidió encontrarse en la esquina de 27 de Febrero y Ovidio Lagos para llegar a "un acuerdo". La pareja de Ramírez llegó a ese lugar seguida por su mamá y se encontró con dos policías a los que reconoció porque habían participado de un allanamiento a su casa, dijeron voceros de la causa. Así, los otros dos policías recuperaron la libertad mientras que el sargento siguió detenido.
El plan. Un mes más tarde, la Justicia federal detectó en escuchas conversaciones entre Almirón, detenido entonces en la alcaidía de Jefatura, y el preso Arón Treves, recluído en Coronda, para matar a Vienna, Camporini y Quebertoque. De las escuchas surgió que se conocían desde hacía años. Y que el primero, que trabajaba en la División Judiciales, indujo al segundo a presentarse a declarar en la causa de Los Monos por la que Vienna procesó en febrero a 36 personas, entre ellas 13 efectivos policiales en actividad. Treves, además, está acusado por el asesinato de Gustavo Serra en un after de Maipú al 800, en noviembre de 2012, y por trasladar dos kilos de pasta base de cocaína en un auto en la zona sur rosarina.
En una de las conversaciones se escuchan alusiones a Quebertoque, a quien Almirón responsabiliza por su arresto en la causa de la fuga: "Yo quiero hacer uno sí o sí. Tanto sea Salchicha (por el juez Vienna) o comerme un traidor. Ese Judas hijo de puta, averigüame todo lo de Judas que yo les mando a los pibes", le dice en una charla Treves al policía. "Judas", señalan las fuentes, es Quebertoque, así motejado por "traicionar" a su colega de oficina al detenerlo por permitir la evasión de Ramírez. Almirón, acto seguido, se compromete a averiguar de Quebertoque "la dire exacta, el artefacto en el que se está moviendo, el color y los horarios de oficina" del juez.
La última complicación para Almirón surgió en abril, cuando fue procesado por el juez federal Carlos Vera Barros por utilizar su condición de policía para dar protección a una organización de narcotraficantes desbaratada en febrero pasado, cuyo liderazgo se atribuye a Reina Isabel Quevedo, una mujer de 60 años domiciliada en Fisherton a la que se detuvo en Salta transportando 80 kilos de cocaína con destino a Rosario.

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