sábado, 14 de junio de 2014

ROSARIO: Arrestaron a un menor por un robo y sus vecinos se rebelaron ante la policía

Fue la tarde de este viernes en el asentamiento de avenida Francia y avenida Caseros. Hubo corridas, balas antitumultos, cinco detenidos y lesionados.
.La Capital | 
Arrestaron a un menor por un robo y sus vecinos se rebelaron ante la policía

 La tarde de ayer el grupo de vecinos que habita en el asentamiento precario ubicado detrás de las torres Dolfines, a la altura de avenida Caseros, cortó la calle en protesta por lo que consideraron un “abuso” de parte de fuerzas de Prefectura Naval, que a las 16 habían capturado a un muchacho y lo iban a entregar a la policía. Minutos antes el chico fue señalado por una mujer como quien le había robado un celular. “A mi sobrino Luciano, que estaba lavando vidrios, lo agarró la Prefectura y le pegaron. Estamos cansados que se la agarren con nosotros”, dijo Silvia, una vecina que estaba en el piquete que ardía en mitad de avenida Caseros, fogoneado por gomas, chapones y ramas secas. El alborotó, que fue reprimido con balas antitumultos, terminó con cinco detenidos y sin lesionados de gravedad.
   A las 15.45 un móvil de Prefectura irrumpió en un descampado de avenida Francia y Caseros. Allí se encontraba el menor Luciano A. limpiando vidrios. Los agentes lo persiguieron acusándolo del robo de un teléfono celular. “Lo tenían acorralado y le pegaban. Entonces, entre varios vecinos, les dijimos que lo suelten y se lo sacamos de las manos. El pibe salió corriendo y los milicos se metieron a patear ranchos y nos decían a cada rato que nos iban a matar a todos”, contaron los vecinos indignados.
   Los efectivos federales ingresaron a las viviendas y capturaron al muchacho en el patio interno de una de las casas para trasladarlo a la seccional 8ª, que interviene por jurisdicción. Según las vecinas del barrio, en el que habitan unas 46 familias, “no respetaron nada, ni a los chicos”. Así es que, como acto de repudio, decidieron cortar la calle y de paso agredieron a obreros que estaban trabajando en la construcción de un edificio. “Son unos botones, les decían donde estaba el pibe”, dijo más tarde el padre de Luciano, quien argumentó que su hijo estaba trabajando para hacerle un regalo para el Día del Padre. El mismo hombre, que reclamaba por la libertad de su hijo, le dijo a un agente policial: “Te pago lo que el pibe robó, pero soltalo”.
Refuerzos. Con la acera cortada y los vecinos enardecidos llegaron al lugar efectivos de la seccional 8ª de la policía provincial y de Bomberos Zapadores para apagar el incendio.
   “Cayeron dos pibes y al que agarramos tenía encima el celular robado. Son una pandilla que ya tenemos identificada”, aseguró una fuente policial que participó del operativo. Esa versión fue negada por Silvia, la tía de Luciano.
   “Lo que pasa es que de todos los robos y lo malo nos echan la culpa. Acá funcionaba un búnker y entonces la gente piensa que somos todos iguales. Pero acá venían todos (los policías) a pedir plata al búnker, inclusive bajaban de los edificios para comprar drogas”, sentenció una vecina.
   Cerca de las 17.15 la policía recibió la orden de Fiscalía de desalojar el lugar “sin ejercer represión”, por lo que unos 30 efectivos encararon el piquete armas en mano y disolvieron a los veinte o treinta vecinos que estaban apostados y desdibujados por el humo negro, quienes ofrecieron resistencia.
   Ante eso varios agentes entraron al asentamiento y dispararon cartuchos de bala de goma y, según los vecinos, también “balas calibe 9 milímetros”, aunque no se escuchó en ningún momento el ruido seco de los disparos de pistolas, sí los estampidos de los cartuchos disuasivos.
   En la corrida, según dijeron los vecinos, golpearon a dos menores, lo que hizo que otros también comenzaran a las pedradas y a las corridas que terminaron con la detención de Ramón A., de 32 años; Nadia C., de 16; Roxana C., de 14; Mónica B., de 35; y Luciano A., de 17 años.
   Los vecinos mostraban a quien quisiera verlas cinco vainas servidas de pistola 9 milímetros y algunos agujeros que argumentaban habían sido producidos por las armas de fuego, aunque a primera vista parecían hendiduras de vieja data. “Nosotros somo gente humilde, pero no somos ladrones y estos se piensan que somo perros. A uno le dije: ¿Vos no tenés madre? y no me contestó”, relató una vecina.

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