sábado, 14 de junio de 2014

La fractura de Irak golpea a Turquía

Por las callejuelas jalonadas de palacetes de Mardin, en el sureste de Anatolia, que llevan miles de años contemplando las llanuras de Mesopotamia, se escucha más el árabe que el turco o el kurdo. Las tres culturas conviven en la ciudad junto a lo que queda de las comunidades cristianas armenia y siriaca. A menos de 50 kilómetros de la frontera, Mardin sufre desde hace tres años las consecuencias sociales y económicas de la guerra civil en Siria. Y, como otras zonas de Turquía, también teme que la descomposición del vecino Irak a causa del avance de las fuerzas yihadistas acabe por arruinar su comercio, según han alertado las organizaciones empresariales del sureste turco.

Las empresas de transporte turcas han interrumpido sus operaciones al país vecino
Los dos conflictos han hecho saltar por los aires el dogma de política exterior neotomana de “cero problemas con los vecinos” del Gobierno de Recep Tayyip Erdogan. Su ministro de Exteriores, Ahmet Davutoglu, se vanagloriaba de haber convertido a Turquía en una nueva potencia en Oriente Próximo, capaz de actuar como mediadora entre Siria e Israel. Pero la captura de 80 rehenes turcos —entre ellos el cónsul en Mosul y 30 agentes de seguridad de élite— por las milicias del Estado Islámico de Irak y el Levante (EIIL) parece haber dejado sin margen de maniobra al Ejecutivo de Ankara, que ha creado un Gabinete de crisis para responder a la escalada de la tensión en Irak. Por ahora, busca el apoyo de Estados Unidos —la prensa turca revela que Erdogan ha mantenido varios contactos con el vicepresidente Joe Biden sobre un eventual uso de la base área de Inçirlik en la crisis— y el amparo de la OTAN para rescatar con vida a los rehenes. La Alianza Atlántica, sin embargo, no parece dispuesta a involucrarse en una eventual intervención en Irak, al tiempo que desconfía de un socio que, como Turquía, ha dado preferencia a China a la hora de adquirir nuevos misiles defensivos.

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Además de las amenazas para su seguridad y su pérdida de peso diplomático en la región, Turquía teme ante todo perder a su segundo mejor cliente comercial, situado solo por detrás de Alemania. Las exportaciones turcas a Irak ascendieron en 2103 a 12.000 millones de dólares (unos 8.900 millones de euros) y se concentran, como la mayoría de los 123.000 residentes turcos en Irak, en el territorio autónomo kurdo del norte del país. La lira turca se desplomó el viernes frente al dólar situándose al cierre de los mercados en su cambio más bajo en seis semanas.
El presidente de la Cámara de Comercio Turco-Iraní, Nevaf Kiliç, ha advertido que Turquía va a ser el primer país en sufrir las consecuencias sociales y económicas de la tensión en Irak. “Si prosigue la escalada yihadista, se hundirán las exportaciones”, asegura Kiliç, citado por el diario turco Hurriyet. Las empresas de transporte turcas han interrumpido sus operaciones con Irak. De los 80 secuestrados en Mosul por las milicias del EIIL, 31 son conductores de camiones. El pasado viernes se encontraban atrapados unos 3.000 vehículos de carga turcos en la carretera que une Zaho con Duhok, el principal eje del norte de Irak desde la frontera de Turquía.
El Gobierno de Ankara no teme por ahora que se produzca un recorte del suministro de petróleo como consecuencia de la crisis iraquí. El ministro de Energía, Taner Yildiz, recuerda que el oleoducto Kirkuk-Ceyhan ya llevaba tres meses cerrado tras los ataques yihadistas que habían sufrido sus instalaciones.
El habitualmente explícito y arrogante Erdogan permanece silencioso y contenido en medio de la creciente tensión en Irak, que puede arruinar sus expectativas políticas para concurrir como candidato a las elecciones presidenciales de agosto. La oposición turca ha aprovechado la crisis para acusar al primer ministro de incompetencia —y hasta de complicidad— por permitir el paso de combatientes extranjeros y de suministros de armas a través de su territorio en favor de la rebelión contra el régimen de Bachar el Asad.
DIARIO EL PAIS DE ESPAÑA.

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