sábado, 31 de mayo de 2014

STA FE: La odisea de un chico de cinco años al que le negaron atención médica

Terminó en un hospital. Es de Chovet, fue a un sanatorio de Firmat y a otro de Venado Tuerto, donde no lo recibieron. Tiene la obra social de camioneros.
La Capital | 
La odisea de un chico de cinco años al que le negaron atención médica

 Una verdadera odisea le tocó padecer a un niño de cinco años, hijo de un camionero de Chovet, que no fue atendido en sanatorios privados de Firmat y Venado Tuerto. El chico y su madre recorrieron las localidades en busca de atención médica y terminó siendo atendido en el hospital provincial Alejandro Gutiérrez de Venado Tuerto, pese a que tiene la obra social del Sindicato de Camioneros, que a su vez tiene un sanatorio propio (el Abel Beroiz) en Venado.
La historia es también una consecuencia de la grave crisis institucional por la que atraviesa el gremio, luego del asesinato de un afiliado en los alrededores del camping de Pérez, el desplazamiento del secretario general del sindicato en Santa Fe, la intervención por parte de la federación nacional del gremio y el corte de la atención médica a los afiliados.
José Cabaña, de 45 años, padre de José Ignacio, de cinco, relató a este diario LaCapital la odisea que tuvieron que atravesar su mujer y su hijo la semana pasada cuando el nene comenzó con fuertes dolores estomacales. Desesperada, la mujer llamó a un remís en Chovet para dirigirse a Firmat a una clínica que tenía convenio con la obra social del Sindicato de Camioneros.
"En la clínica de Firmat les dijeron que la obra social estaba cortada y por eso nos derivaron a Venado, que está a unos 65 kilómetros de Firmat. Obviamente que en ese lugar nos tendrían que atender, ya que el sanatorio Abel Beroiz pertenece al sindicato al cual pertenezco", relató Cabaña, que encima ese día estaba de viaje.
Sin guardias pediátricas. Sin embargo Flavia —mamá de José Ignacio— contó que "al llegar al Beroiz nos dijeron que no nos podían atender por no tener guardias pediátricas. Sólo había un médico clínico que se rehusó a atender a mi hijo, que estaba retorciéndose del dolor de panza. «Me metés en un problema si lo atiendo», me dijo", recordó la mujer.
Con el nene dolorido hasta el llanto la mamá emprendió la retirada del sanatorio de su propia obra social y fue hasta el hospital provincial Alejandro Gutiérrez. "En ese lugar le hicieron todos los estudios en una hora y determinaron que tenía una gastroenteritis aguda. Pensamos que era apendicitis, pero por suerte no lo fue", relató José.
Lo cierto es que esta familia, de condición humilde, tuvo que realizar un periplo increíble para terminar siendo atendida en un centro asistencial público. Salieron desde Chovet hasta Firmat y de allí fueron derivados a Venado Tuerto. Todo en un remís y con el niño llorando por los fuertes dolores estomacales.
"Realmente no entiendo cómo teniendo una obra social privada y que cuesta bastante dinero, no nos hayan atendido en el propio sanatorio que tiene Camioneros en Venado. En el caso de Firmat nos dijeron en la clínica que estaba cortada nuestra obra social por falta de pago. Eso lo entendemos. Ahora, que ni en tu propio sanatorio te atiendan, es increíble", remarcó Cabaña.
Pobres explicaciones. Molesto por el episodio, el hombre se dirigió hasta la sede del sindicato en Venado Tuerto y pidió explicaciones. "Me dijeron que hay problemas en el sindicato, que se agarraron a tiros en Pérez y que un dirigente se había comprado una casa que costó miles y miles de pesos". Se refería al tiroteo que tuvo lugar el 12 de abril en las inmediaciones del camping del sindicato, que le costó la vida a Nicolás Estaban Savani, de 24 años, cuando un grupo quería ingresar a una asamblea que resolvió desplazar al secretario general del gremio en Santa Fe, Marcelo Dainotto, y al tesorero, Miguel Angel Caichiolo. "Yo les dije que eso a mí no me importaba. Lo que quiero es que me atiendan porque pago la obra social que corresponde".
Las explicaciones desde el sindicato fueron escuetas. "Me dijeron que ya se iba a solucionar todo, pero lo cierto es que a nosotros nos costó 480 pesos el remís, mi mujer y mi hijo pasaron momentos de mucha angustia, y escuchar a una criatura llorar de dolor es algo que no le deseo a nadie", remató.

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