sábado, 10 de mayo de 2014

ROSARIO: Tesis doctoral sobre el papel de la migración paraguaya en el Barrio Cabín 9

La investigadora Georgina Granero, de la Facultad de Humanidades y Artes de la UNR, buscó un abordaje que rompa los esquemas. El 73 por ciento de la población que migró de Paraguay a Santa Fe está concentrada en el departamento Rosario.
.Rosario 12 | 
Tesis doctoral sobre el papel de la migración paraguaya en el Barrio Cabín 9

 Una investigadora de la Facultad de Humanidades y Artes de la Universidad Nacional de Rosario (UNR), Georgina Granero, aborda en su tesis doctoral el papel de la migración paraguaya en el aglomerado urbano del Gran Rosario, en particular el barrio Cabín 9 de Pérez. El trabajo pretende identificar sus aspectos de identidad, las prácticas de religiosidad y la inserción laboral de esta población. "Los datos que arrojó el último censo nacional indican que la población del departamento Rosario concentra un poco más del 73 por ciento del total de la población paraguaya residente en la provincia de Santa Fe", detalló la investigadora destacando la centralidad de la temática migratoria en la región. Más allá del objetivo general de la investigación de abordar la migración, Granero se propone dar visibilidad a una situación que no siempre es considerada sin prejuicios y plantear una lectura diferente. "Mi interés es romper con los esquemas que definen a la migración como un problema de Estado, para pasar a pensar a los migrantes como parte de nuestra sociedad", planteó la investigadora.
El interés por la investigación comenzó en 2010 cuando Granero, siendo graduada de Antropología, se sumó a un grupo de estudio que le propuso analizar las estrategias sanitarias de las familias radicadas en el barrio. Su aporte consistió en hacer hincapié en las distintas configuraciones de las redes sociales en ese contexto migratorio. El barrio, eje del estudio, está ubicado en la localidad de Pérez, en el cual la calle Las Palmeras divide el barrio Godoy de Rosario de Cabín 9. "Es un barrio que se hizo a principios del siglo pasado, con la llegada del ferrocarril y se pobló de migrantes paraguayos e internos, del nordeste argentino, que vinieron mayormente a trabajar en la construcción, los varones, y en servicio doméstico, las mujeres", indicó la investigadora. "Es un barrio precarizado, y aunque recientemente han colocado una planta potabilizadora de agua, ésta no alcanza para abastecer la red, y las personas se acercan a buscar agua a la planta con bidones", agregó.
Según Granero, la investigación, que consistió en entrevistas, observaciones de campo y registro audiovisual, parte de considerar la migración como "un hecho social total donde resulta prioritario observar la interrelación de diferentes marcos referenciales que actúan en conjunto en una experiencia migratoria".
El trabajo partió de analizar las redes sociales, los sistemas de representaciones y de intercambio en esta población en relación a marcas identitarias. "Una de las líneas desarrolladas consistió en la articulación dada entre prácticas de religiosidad y terapéuticas observadas en la población, por un lado, y la elaboración de relatos posmigratorios en los que entraban en juego nociones políticas y sociales, por el otro", explicó la investigadora.
El punto de partida fue identificar las huellas identitarias en la población paraguaya. La investigadora citó como ejemplo de estas marcas la reproducción de la fiesta religiosa en honor a la Virgen de Caacupé, realizada anualmente en la capilla local, con la presencia de banderas argentinas y paraguayas, a la cual los devotos paraguayos asisten llevando ofrendas a la Virgen y réplicas de las imágenes marianas.
Por otro lado, en Cabín también se celebra la fiesta de la Virgen de Itatí, originaria de Corrientes, en ocasión del arribo de la imagen réplica. "En la peregrinación por el barrio, la imagen de Caacupé es llevada por los fieles paraguayos y también se observan banderas y símbolos nacionales", indicó investigadora, quien consideró que esta movilización de símbolos es importante porque entran en juego las identificaciones nacionales, tratándose de un evento muy interesante a nivel identitario.
Otra característica del trabajo de investigación es el uso de la lengua guaraní, que tiene una importancia destacada dentro de los lazos sociales vinculares. Sin embargo, Granero señaló que "se habla mucho en los hogares y entre vecinos, pero en el caso de los chicos no lo utilizan en la escuela, porque son generalmente señalados como `paraguayitos` y esto genera situaciones de estigmatización que quieren evitar". La presencia de las comidas típicas también es un rasgo identitario central. "El uso del guaraní y las comidas típicas indican vías para poder analizar las formas en que se presenta y recrea la identidad, siempre ajustadas a condiciones sociales particulares", sostuvo la especialista.
Otra dimensión de análisis en relación a los sistemas de intercambio, son los espacios laborales. Los migrantes paraguayos suelen insertarse en espacios laborales precarizados. "Los hombres trabajan mayormente en la construcción. El acceso al trabajo se organiza a través de un contratista, que también es paraguayo y las contrataciones son fundamentalmente a través de recomendaciones, en instancias de confianza, propias de las redes vinculares. La mayoría son parientes o conocidos y, en la medida en que aprenden el oficio, pueden acceder a otros puestos mejor remunerados", detalló Granero.
En el caso de las mujeres, se desempeñan mayormente como empleadas domésticas y según la investigadora "tienen las formas de trabajo más precarizadas en relación a otros empleos. Aquí el acceso laboral también funciona principalmente a partir de la instancia vincular de recomendación". Granero destacó que estas instancias hacen que "se vaya superponiendo en esta dinámica laboral, toda una dimensión identitaria, generándose una asociación directa entre nichos laborales, origen nacional y género, así como también, la idea de que el paraguayo \'es muy trabajador\', ocultando muchas veces formas de precarización e informalización laboral más extremas".
La investigadora explicó que de las entrevistas realizadas surgieron también como tópicos importantes el acceso a la salud pública y a la educación. En relación a lo primero, Granero destacó las dificultades que los migrantes refieren sobre la atención médica en sus lugares de origen, especialmente en términos de costo y traslado a los centros sanitarios. En cuanto a la educación, la especialista sostuvo que "el nivel educativo que predomina es primaria y secundario incompleto, lo que se da de forma homogénea en ambos sexos. De modo que la posibilidad de escolarización y profesionalización en el medio local, es también un hecho destacado y valorado".
Además de abordar la migración, Granero propone visibilizar una situación y plantear otra lectura. "Se suele leer o escuchar, sobre todo cuando hay crisis, que los migrantes son competencia y se cuestiona su ingreso a nuestro país, ubicándolos como `chivos expiatorios` de los problemas locales. También se los suele considerar solamente como una fuerza laboral, sin tener en cuenta que llegan con una familia e historia detrás y plantean dinámicas sociales y culturales que deben empezar a atenderse", concluyó Granero.

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