viernes, 25 de abril de 2014

SANTO TOME: Acorralado por los robos


Fernando Calero es docente, escritor y músico. Tiene 42 años.

Estos últimos días, su vida se ha convertido en un calvario debido a reiterados hechos delictivos que se producen en su vivienda, ubicada en Laprade al 1500, esto es, en las cercanías del Batallón de Ingenieros Anfibios de Santo Tomé.

La secuencia se inició hace una semana, cuando el vehículo particular de Calero fue violentado por malvivientes que intentaron robarle la batería.

Poco después, Calero pasó un difícil momento cuando sorprendió a un sujeto el que intentaba ganarse el interior de su casa desde una ventana.

El último capítulo se escribió esta mañana. 

El nombrado se encontraba en Sauce Viejo, visitando a su madre cuando sus vecinos de Santo Tomé le avisaron por teléfono que su vivienda otra vez había sido “visitada” por los amigos de lo ajeno.

“No doy más”

“Todos estos problemas comenzaron cuando abrieron una calle que comunica con barrio Zazpe, donde todo el mundo sabe que allí está instalada una ‘bandita’. Quienes forman allí cometen todo tipo de delitos y parece que nadie quiere ponerle fin al asunto.

“Esta mañana un vecino me avisó que me habían entrado. Cuando llegué observé que una de las rejas de protección de la casa había sido arrancada a golpes. Me revolvieron todos los ambientes y causaron destrozos. Me llevaron un equipo profesional de guitarra, marca Harteck; otro equipo musical marca Pioneer y demás elementos de trabajo.

“La semana anterior yo estaba acá, cuando de repente siento que alguien golpea las manos en la vereda. Me asomo pero no atiendo. Entonces al rato me encuentro con un tipo que estaba con medio cuerpo asomado por la ventana, queriendo entrar a la casa. Había saltado por el tapial. Llamé a la policía y demoraron más de 40 minutos en venir. Aparecieron cinco agentes, que sacaron una foto con un teléfono celular y se la pasaron haciendo bromas y riéndose entre ellos. También unos días antes me violentaron el auto al que le quisieron robar la batería”.

Más adelante, Calero indicó que “es toda una sucesión de hechos y destrozos que me están perjudicando. Por empezar, nadie quiere que se le metan en su casa; segundo los bienes que tengo son el fruto de años de esfuerzo y sacrificio. La verdad que no doy más”, dijo.

“Me voy”

En otra parte, Calero sostuvo que “después de estos hechos no hubo vigilancia ni nada. Continuaron los robos en el barrio. Entonces no quiero vivir más acá, en esta ciudad”.

“El Estado no tiene ningún tipo de política de inclusión para muchísima gente que está en situación de riesgo. Entonces esa gente está librada a la buena de Dios. Y su vida y la vida nuestra no vale absolutamente nada, porque a ellos los trataron así de chicos.

“Son muchachos que están descalcificados, nadie les dio la teta, los padres venden drogas por la ‘ventanita’, los que a su vez también están mal alimentados. Es un círculo vicioso que no tiene fin. Yo no pido seguridad. Lo que reclamo es una política real del gobierno para que estas cosas se puedan solucionar”, sentenció.

EL LITORAL.

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