sábado, 12 de abril de 2014

Mea culpa del Papa por los abusos a menores: "Con los chicos no se juega"

Condenó la pedofilia en la Iglesia y prometió avanzar en la lucha para desterrarla. "Me siento interpelado a hacerme cargo de todo el mal que algunos sacerdotes", dijo el Papa Francisco.

Francisco le da la bendición, anteayer, a un grupo de activistas de los derechos de los niños. Foto: AP

"Con los chicos no se juega." En su declaración más contundente e inesperada sobre los abusos de menores por parte de sacerdotes, el papa Franciscopidió perdón ayer por el daño causado. Y luego de afirmar que la Iglesia es consciente de ese daño, una de las peores manchas sobre su imagen, subrayó que el Vaticano intensificará la lucha para derrotar el flagelo.

"Me siento interpelado a hacerme cargo de todo el mal que algunos sacerdotes, bastantes, bastantes en número, no en comparación con la totalidad [han hecho]", dijo Francisco en español, en un encuentro con una delegación de la Oficina Internacional Católica de la Infancia (BICE, por su sigla en francés), que desde hace décadas lucha por los derechos y la dignidad de los niños.

"Me siento interpelado a hacerme cargo de pedir perdón por el daño que han hecho por los abusos sexuales de los niños", insistió.

"La Iglesia es consciente de este daño", subrayó, y advirtió que "es un daño personal y moral de ellos, hombres de Iglesia".

"No vamos a dar un paso atrás en lo que se refiere al tratamiento de estos problemas y a las sanciones que se deben poner, al contrario. Creo que debemos ser muy fuertes. Con los chicos no se juega", advirtió.

Aunque desde el comienzo de su pontificado dejó en claro que quería seguir con la línea de "firmeza" y "tolerancia cero" puesta en marcha por Benedicto XVI en cuanto a los abusos de menores, nunca antes Francisco había pedido perdón ni hablado en forma tan contundente. Mencionó incluso "las sanciones que se deben poner". Benedicto XVI había hecho un pedido de perdón público en 2010 en una carta a los católicos irlandeses y en diversas oportunidades se reunió con víctimas.

Irlanda fue uno de los países más golpeados por este escándalo, ocurrido en su mayoría durante la década de 1960, que afectó a la Iglesia Católica en varios otros países europeos, como Alemania y Bélgica, y especialmente en Australia y Estados Unidos, donde debió pagar millones de dólares de indemnización a las víctimas. Sólo en la diócesis de Boston se pagaron 85 millones de dólares.

Demoledores informes realizados en los últimos años en Irlanda y demás países no sólo sacaron a la luz miles de casos de niños abusados, sino también que, para proteger a la institución, el Vaticano aplicó ante ellos una política de encubrimiento.

En lugar de ser destituidos y denunciados ante la justicia, los curas abusadores eran trasladados a otras diócesis en las cuales, según denunciaron asociaciones de víctimas, volvían a cometer sus delitos aberrantes.

En un informe sin precedente, en febrero pasado el comité de las Naciones Unidas para los Derechos del Niño, con sede en Ginebra, denunció el "código del silencio" que promovió la Iglesia Católica para encubrir miles de casos de abusos de menores por parte del clero y exigió "remover de inmediato" y entregar a la policía a todos aquellos curas culpables de abusos sexuales a menores.

Ese informe fue criticado por el Vaticano porque mezcló el conocido escándalo por abusos con llamados a un cambio de posición en temas como aborto, homosexualidad y contracepción. Fue además cuestionado porque no tuvo en cuenta las respuestas dadas por los representantes de la Santa Sede a mediados de enero.

Entonces, por primera vez en la historia y en un fiel reflejo de la preocupación de Francisco respecto del tema, una delegación del Vaticano dio la cara y fue sometida a un interrogatorio ante los miembros del comité.

Consciente de que es necesario redoblar los esfuerzos, en diciembre pasado Jorge Bergoglio creó una comisión de ocho miembros para la protección de niños, en la cual, el 22 de marzo, designó a cuatro mujeres. Entre ellas, está Marie Collins, una víctima irlandesa que siendo niña fue abusada por un sacerdote mientras estaba internada en un hospital.

En esa comisión el Papa también nombró al cardenal Sean O'Malley, arzobispo de Boston, que conoce muy bien el tema porque debió lidiar con este escándalo en su diócesis, y que también es miembro del llamado G-8, el grupo de ocho cardenales que asesoran al Papa en la reforma de la curia y el gobierno de la Iglesia.

La irlandesa Collins, que se convirtió en una reconocida activista de la lucha por la justicia de las víctimas, había llamado a Benedicto XVI a pedir personalmente perdón por el escándalo y por los líderes de la Iglesia que ponían la lealtad a la institución por encima de la seguridad de los menores.

Collins y los otros miembros redactarán los estatutos de la comisión y se ocuparán de los "deberes y responsabilidades" del personal de la Iglesia, una sugerencia de que podrían abordar la cuestión fundamental de sancionar a los obispos cómplices.

Acciones decisivas

Pese a ello, el Papa recibió críticas de algunos sectores por no hablar en forma más clara sobre el tema y por no haberse reunido con víctimas. La Red de Sobrevivientes de abusos por parte de sacerdotes (SNAP, por sus siglas en inglés) reaccionó ayer fríamente a su pedido de perdón.

"Les rogamos a los católicos: impresiónense por las acciones, no por las palabras. Hasta que el Papa no tome acciones decisivas para proteger a los niños, sean escépticos", dijo Barbara Dorris, directora de SNAP.

"Ésta puede haber sido la primera vez que el Papa habla de sanciones contra obispos cómplices. Pero son sólo palabras", concluyó.

Francisco ya había sido cuestionado por organizaciones de víctimas cuando en declaraciones pasadas afirmó que la Iglesia, si bien no era la única pecadora, sí era la única que había reaccionado para revertir el mal. En una entrevista con el Corriere della Sera, sostuvo en efecto que la Iglesia "era quizá la única institución pública en haber reaccionado con transparencia y responsabilidad".

"Nadie ha hecho más. Y, sin embargo, la Iglesia es la única atacada", declaró.

El discurso del Papa, con un fuerte impacto

Francisco asumió personalmente la responsabilidad por el mal que causaron los sacerdotes que abusaron de menores y pidió perdón

"Me siento interpelado a hacerme cargo de pedir perdón por el daño que han hecho por los abusos sexuales de los chicos"

"Al contrario: creo que debemos ser muy fuertes. Con los chicos no se juega"

"No vamos a dar un paso atrás en lo que se refiere al tratamiento de estos problemas y a las sanciones que se deben poner"

"La Iglesia es consciente de este daño. Es un daño personal y moral de algunos hombres de Iglesia"


Fuente: La Nación

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