domingo, 16 de junio de 2013

SANTA FE: Policía enfrentó a tiros a ladrones y los puso en fuga-NOCHE TREMENDA EN SARGENTO CABRAL

Delincuentes asaltaron la pilchería Kabbala y fueron descubiertos por un policía. Para fugar los cacos tomaron como rehén a una empleada a la que usaron como escudo humano. Hubo cerca de 20 disparos. La mujer terminó herida en un brazo. El policía sufrió un roce de bala en su oreja.


Sólo así puede explicarse el saldo de una balacera infernal que se desarrolló anoche en Avda. Gral Paz, entre Salvador del Carril y Regis Martínez, en momentos que esa zona estaba repleta de personas.

Todo se desató minutos antes de las 20, cuando un grupo de delincuentes que asaltaban la pilchería Kabbala, fueron descubiertos por un policía.

Acorralados los rufianes decidieron darse a la fuga aunque tomaron como rehén a una empleada y la utilizaron como escudo humano.

Tanto los delincuentes como el policía echaron mano a sus armas para lograr sus objetivos. La secuencia fue dramática e incluyó entre 14 a 15 disparos.

El saldo del incidente tiene ribetes casi milagrosos: la vendedora terminó con un impacto en su brazo derecho; el policía con un roce de bala en su oreja derecha. Ambos están fuera de peligro.

“Volvería a actuar igual” 

Se llama Hernán Ferrero. Es el jefe de la Brigada de Explosivos y el héroe que anoche frustró el asalto y puso en fuga a los delincuentes.

Esta mañana, aún conmocionado por lo sucedido, ofreció su relato:

“Yo estaba en franco de servicio. Me encontraba caminando por Av. Gral. Paz en sentido hacia el norte, por la vereda del lado oeste. Siempre tengo por costumbre la de mirar no sólo las vidrieras de los negocios sino también su interior, para verificar si todo está en orden. Es algo muy mío.

Al llegar a la vereda de Kabbala vi que había un movimiento raro. Veo a unos hombres cargando ropas dentro de unos bolsos grandes. Seguí caminando pero luego retrocedo para volver a observar mejor. Entonces veo que hay gente tirada en el suelo. Y estos sujetos que seguían cargando las ropas en los bolsos. 

Hubo gritos porque no solamente yo me doy cuenta de lo que estaba pasando, sino también la gente que estaba afuera. Eran unas 50 personas aproximadamente y todas comenzaron a gritar. 

Me acerco a la puerta y los delincuentes ya se habían dado cuenta de que habían sido descubiertos. No sólo por mi presencia sino por los gritos de la gente. 

Ahí saco mi arma reglamentaria y me coloco en la puerta para que no salgan. Me identifico como policía y le digo a la gente que llamen al 911.

Actitud cobarde

Luego veo que estos tipos toman como rehén a una de las empleadas. La verdad es que yo jamás pensé que estos tipos iban a tener una actitud tan cobarde. La levantó del suelo, le pasó el brazo por el cuello y se escudó detrás de ella. Yo me quedé insistentemente en la puerta porque quería que me siga apuntando a mí y no a la chica. Mientras caminaba, me efectuó varios disparos. Uno de ellos es el que impacta en la puerta del negocio.

Sale a la calle y me sigue tirando. Me efectúa dos o tres disparos más. Yo estaba a unos tres metros. Uno de los proyectiles es el que me roza la oreja y me lesiona. 

Yo intento moverme como para no darle un blanco fijo y no me quedó otra alternativa que efectuar un disparo en el aire. Entonces ahí el delincuente es como que se asusta y larga a la chica.

Ahí sí, cuando pasó eso, nos enfrentamos a tiros los dos prácticamente cuerpo a cuerpo. No había una distancia mayor a los tres metros. Siempre tenía la precaución de no dejarle un blanco fijo. Al menos tres o cuatro disparos le efectué.

El tipo mientras escapaba me disparaba. Sale otro delincuente desde adentro del negocio y me dispara. A ése también le disparo. Uno se va corriendo por la vereda del negocio en dirección hacia el sur y el otro cruza la avenida. Yo sigo al que cruza la calle. Lo sigo hasta que llegamos a Regis Martínez. Lo tenía a unos 10 metros de distancia. Ahí el caco dobla para el este, para el lado de la Costanera.

Fugan en un Clío

A unos 50 metros de Regis Martínez y Gral. Paz hay un pasaje. Allí veo que sube por la parte de atrás de un auto. El auto era un Clío, de color gris, con vidrios polarizados, sin baúl. Un vehículo hermoso, flamante, se veía que era nuevo. Y se da a la fuga.

En esta persecución que yo hice en forma pedestre nos seguimos tiroteando.

Vuelvo al negocio, y noto que la chica que fue tomada como rehén estaba herida. Al instante llegó un móvil del Comando Radioeléctrico y el móvil de la Seccional 5a. Este último rodado es el que lleva a la chica hasta el hospital.

—Pasadas ya varias horas del suceso, ¿qué pensaste?

—A mí me dicen que no lo haga de nuevo. Pero si yo veo una situación igual o similar voy a actuar de la misma manera. Sin dudas. Ya lo tengo incorporado desde chico. El sentido de la justicia y todo lo demás. (En esta parte su relato se interrumpe por las lágrimas). 

No puedo pasar por alto que tengo un roce en la oreja, muy cerca de la cabeza. Pero bueno... son los gajes de esta profesión. Sólo por una cuestión de centímetros no estamos contando otra historia”, sentenció.

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