domingo, 16 de junio de 2013

SANTA FE: Diego Martínez, un multipapá que disfruta de sus cinco hijos

El joven, de 32 años, es padre de Agustín (13), Nicolás (9) y los trillizos Tizziano, Thiago y Sophia, de un año y diez meses. “Los chicos son mi vida. Vivo por y para ellos”, afirmó en diálogo con el UNO.

Desde muy joven Diego asumió la paternidad. Primero lo hizo, a los 22 años, con Agustín, hijo de su esposa Patricia, y más tarde con Nicolás. Nueve años después, ante la búsqueda de la nena, llegaron los trillizos: Tizziano, Thiago y Sophia, quienes lo transformaron en un multipapá. “La llegada de cada uno fue distinta. A Agu lo conocí cuando tenía casi dos años, y de a poco nos conocimos, no encariñamos y aceptamos. Dos años más tarde, decidimos buscar un bebé y ahí llegó Nico. Todo fue distinto, porque pude acompañar el embarazo, estar desde el primer día, y ver todos sus progresos”, relató el joven, en diálogo con Diario UNO, y agregó: “Luego, el arribo de los trillis cambió nuestras vidas para siempre. Ahora somos una familia numerosa y completa”.

La historia de Diego y Patricia, y la llegada de los trillizos se dio a conocer en las páginas de Diario UNO, allá por agosto de 2011. En la nota, se reflejó su falta de trabajo estable y se llamó a la comunidad a darles una mano. Así, fue como el dicho popular que dice “que todo nacimiento llega con un pan debajo del brazo”, se hizo realidad, porque los trillizos le dieron a Diego la oportunidad de tener un ingreso fijo. “Después de que ustedes nos entrevistaran, Juan José Sagardía, de Jerárquicos Salud, se comunicó conmigo y me ofreció trabajo. Hoy cumplo funciones allí, en el área de mantenimiento”, comentó el santafesino y afirmó: “Le estoy muy agradecido a él, y al diario, por supuesto”.

—¿Cómo es ser un multipapá?
—Para mí ser padre de cinco es una aventura. Aburrir, no te aburrís nunca (risas). Siempre alguno está haciendo algo, mostrándote lo que aprende o simplemente pidiendo que les prestes atención. Para mí los chicos son mi vida. Vivo por y para ellos.

—¿Cómo es la rutina de todos los días?

—Trabajo de 8 a 17, de lunes a viernes. Cuando me voy, todos están durmiendo, pero cuando llego me están esperando con alegría. Generalmente merendamos juntos; después ayudo a los más grandes con la tarea, y a los más chicos con sus cosas también. Además, si es necesario, doy una mano en casa.

—¿Qué disfrutás compartir con ellos?
—De todo. En los momentos libres, generalmente el fin de semana, vamos a la plaza o salimos a caminar a la avenida. La reacción de la gente cuando nos ven con los tres cochecitos es sorprendente, alguien siempre nos dice algo. También, nos gusta mirar fútbol, somos todos de Colón (salvo Agustín, que es de Boca), y todos tienen su camiseta, por ejemplo.

Diego nació y se crió en Santa Fe. Trabaja desde chico, “porque abandonó el secundario cuando cursaba el tercer año”. Hoy, con una familia a cargo, asegura que “quiere lo mejor para los chicos”. “Cuando uno es chico no se da cuenta de lo importante que es estudiar. Ahora entiendo cuando mis viejos me decían ciertas cosas. Por eso a mis hijos intento guiarlos lo mejor que puedo; pretendo que sean lo que quieran ser, pero siempre con felicidad y responsabilidad”, dijo.

Por otro lado, su prioridad pasa hoy por hoy por la vivienda propia. “Ahora estamos en la casa de mi mamá –en el barrio La Esmeralda–, pero nos queda chica. Por ahora, compartimos la pieza matrimonial con los trillizos, y los dos más grandes duermen con la abuela”, dijo el joven y detalló: “Estamos anotados en la Dirección de Vivienda a la espera de una casa, porque sería la única manera de poder tener un lugar propio. De todas maneras, yo no quiero nada regalado, quiero aportar lo mío y pagarla de a poco”.

Festejos
El Día del Padre comenzó a celebrarse en Estados Unidos, en 1909, cuando una mujer decidió homenajear al suyo, un veterano de guerra que quedó viudo cuando su esposa dio a luz su sexto hijo. Su idea tuvo éxito y se replicó en varios lugares del mundo con vigencia hasta la actualidad.

“Cuando era chico, el Día del Padre era motivo de asadito en la casa de mi viejo (Osvaldo). Hoy, con los chicos, lo disfruto también con una comida familiar; ya es el segundo año que estamos todos juntos, y la verdad es que es una jornada muy linda”, dijo Diego y concluyó: “Regalos, no espero, pero si vienen, vienen”.

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