Los vecinos de pasaje Gossweiler y Ramón Carrillo denunciaron en el Concejo el "calvario y el peligro" de vivir a 1,85 metro de las vías, con las locomotoras silbando durante toda la noche y un carril apuntando a sus domicilios. Llevan años peregrinando en reparticiones públicas que no dan respuestas aludiendo cuestiones de competencia.
La Capital |
Según la concesionaria del ferrocarril Nuevo Central Argentino, la actividad en el lugar se multiplicó por 500 y ya no es estacional; el dato no es menor porque les asegura "un desquicio constante". En 2011, en ese mismo sitio, chocaron cuatro locomotoras.
"La casa vibra, las paredes están rajadas, tenemos que hacer revoques cada año, de noche dejan la locomotora piloto y el equipo que genera la electricidad produce un chillido que es terrible, te querés arrancar la cabeza", graficaron los portavoces del problema.
Para los afectados, "no existe razón alguna de hacer llegar las vías hasta las viviendas, puesto que es posible realizar el desvió unos metros antes y direccionado hacia el sur, alejándose adecuadamente".
En opinión de los vecinos, existe factibilidad técnica de resolver el problema. "Lo que no hay es intención a nivel nacional y municipal de realizar las pequeñas adecuaciones necesarias para dar seguridad a la población lindera, afectada por la expansión del ferrocarril sobre la ciudad", detallaron.
"Hace tres años, que denunciamos ante el municipio, la provincia y la Nación el problema de seguridad física que nos provoca el ferrocarril asentado en el Patio Parada, y el nivel de contaminación acústica a la que estamos expuestos", explicaron Ricardo Anderson, Sebastián De Caillet y Gabriela Giordano. Y dijeron que durante ese tiempo, sólo recibieron como respuesta el "silencio de la administración" o el "abierto rechazo de la denuncia".
¿Qué denuncian? La existencia de un subsector de maniobras ferroviarias que en su segmento más cercano está a 1,85 metro de un edificio de departamentos: vibraciones, paredes rajadas, ruido y la sensación de peligro constante sobre los inmuebles de la manzana Nº 6 del catastro local que lleva más de un siglo de configurada.
Según los vecinos, la vía en cuestión es un "injerto" realizado sobre la parrilla original y tiene una extensión corta. Se trata de un tramo "auxiliar" que se utiliza para funciones complementarias, enlazada con empalmes que están "literalmente apuntando a las viviendas".
Lo insólito. ¿Por qué vivir a tiro de vagón? Para sus moradores, la manzana en cuestión sufre una situación urbanística anormal: quedó atrapada por el predio ferroviario Patio Parada que terminó "rodeándola" sin que se haya tenido en consideración la separación entre los rieles y la zona parcelada de uso residencial.
"La manzana quedó sin que el municipio la circunvale adecuadamente con las calzadas que deberían rodearla, de este modo en el lugar donde deberían estar las calles Ramón Carillo y Don Bosco sur y oeste, respectivamente, hay una zona de maniobras ferroviarias", aseguraron. Y dijeron que estas calzadas, aprobadas en 1977 por decreto Nº 5.398, jamás se abrieron.
Pese a esta situación atípica, en 1990 la Municipalidad aprobó la construcción del edificio donde viven los vecinos que denunciaron ante el Concejo. "Ahora se declaran incompetentes, pero nos preguntamos cómo lo autorizó", se interrogaron y explicaron que la manzana en cuestión tiene un trazado centenario, muy anterior a las vías que se emplazaron mucho después de 1920.
Medianera. El punto más crítico del problema se centra en "un segmento de aproximadamente 100 metros de vías asentadas sobre la medianera de las viviendas que deben ser trasladadas unos metros hacia el sur y ubicadas en un espacio baldío de terreno existente y de propiedad del FFCC", describieron los vecinos. Y dijeron que a pesar de la factibilidad, "no se registra intención de realizar esta modificación para seguridad de la población lindera".
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