sábado, 8 de junio de 2013

La Argentina y China, unidas por un avance científico santafesino

Este sábado se firma en Beijing un acuerdo para producir semillas de soja y maíz que combinan genes de mejor rendimiento y tolerancia a la sequía y la salinidad, desarrollados por investigadores de Conicet y UNL.


 La empresa Bioceres y Dabeinong Technology Group firmarán este sábado en Beijing el primer acuerdo agrobiotecnológico entre una empresa argentina y una china para desarrollar productos con tecnologías de ambos países.
La Argentina y China, unidas por un avance científico santafesino


Se trata de semillas de soja y maíz que combinan los genes de aumento de rendimiento y tolerancia a la sequía y la salinidad, descubiertos por investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) Santa Fe y de la Universidad nacional del Litoral (UNL), con tecnologías chinas de resistencia a insectos y herbicidas.


El gen argentino, HAHB–4, fue desarrollado por un grupo de científicos encabezado por la doctora Raquel Chan –hoy directora del Conicet Santa Fe–, asociado a la UNL y a la empresa Bioceres a través del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral.


El desarrollo consiste en el aislamiento y la caracterización de un gen de girasol cuya función está relacionada con la respuesta natural de la planta a las condiciones de estrés como la sequía y la salinidad.

Una vez identificado el gen HAHB–4 y su familia de desarrollos, el Conicet y la UNL se asociaron con la empresa Bioceres para generar una patente y posterior comercialización del descubrimiento.


En diálogo con Diario UNO, Raquel Chan se refirió a la firma del acuerdo que se producirá entre la Argentina y China para desarrollar un producto con la tecnología antes mencionada: “Obviamente que la multiplicación es un éxito para las tecnologías argentinas. No es muy habitual que la Argentina venda tecnología, por lo cual, en ese sentido, es un éxito”.


En el mismo sentido, la investigadora insistió: “En general nosotros (la Argentina) importamos tecnología y exportamos alimentos. Tenemos que empezar a exportar la tecnología que producimos”.

Testeo
El acuerdo incluye el testeo de la tecnología china en la Argentina, Brasil y Uruguay y del descubrimiento argentino en seis provincias de China una vez obtenidos los permisos correspondientes en todos los países.


Las pruebas permitirán obtener datos de funcionamiento de ambas tecnologías, generar información para los sistemas regulatorios de los países y ver cómo reaccionan los desarrollos frente al clima y los suelos argentinos y chinos. A partir de esos datos se podrá hacer una adaptación local del producto.


Federico Trucco, CEO de Bioceres, se refirió al acuerdo y destacó: “Cada universidad del mundo, cada empresa que haga tecnología, desarrolla genes de este tipo, pero la realidad es que hoy por hoy no existe prácticamente nada en materia de tolerancia a la sequía y salinidad. El desarrollo de Raquel Chan es probablemente lo mejor que tenemos”.


A fines del año pasado, la Cámara de Senadores de la Nación declaró de interés el trabajo de investigación desarrollado por Conicet Santa Fe y por la UNL, con el fundamento de que “el fenómeno de la sequía es, entre las incertidumbres geográficas, la que ocasiona mayores pérdidas de producción”.


El descubrimiento alcanzó visibilidad pública tras un acto realizado en Tecnópolis y en el que estuvo presente –a través del sistema de videoconferencias– la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, quien destacó el hecho como “un gran acontecimiento” para la Argentina.


“Quiero felicitar a Chan, por su inteligencia y por ser mujer”, dijo la mandataria, y de esa manera concedió la palabra a Raquel Chan, directora del grupo que logró el descubrimiento y actual directora del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (IAL), dependiente de la UNL y del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Tecnológicas (Conicet).


En cuanto a los beneficios que generará para el país el descubrimiento, Chan explicó: “Hay que entender que en ciencia no todo va a dar una ganancia cuantificable. Pero que una parte de lo que se invierte se pueda devolver a la sociedad a la cual pertenecemos nos genera una enorme satisfacción”, y agregó: “Dentro de unos años esto va a generar un aumento de la riqueza enorme que para el Estado puede significar mayores impuestos, además de las regalías que se obtendrían por el uso de la propiedad intelectual correspondiente. Hay que aclarar que esto es propiedad del Estado, nosotros somos empleados del Estado y como en cualquier ley de patente lo que genera un empleado es propiedad del empleador”.


—¿En qué consiste este desarrollo?
—Estudiamos cómo las plantas normalmente responden a una situación de estrés, porque siempre están sometidas a estrés y no se mueren sino que tienen un tiempo de sobrevida determinado. Eso lo puede ver cualquiera que tiene macetas en su casa, si no las riega por dos días no mueren pero si las deja durante 15 seguramente sí. O sea, las plantas tienen un mecanismo normal para poder aguantar una situación mala durante un tiempo.


“Cuando estudiamos los girasoles encontramos algunos genes responsables de esa respuesta de adaptación a la condición medioambiental desfavorable. Al tomar ese ejemplo logramos aislarlo en el genoma del girasol y ponerlo en otras plantas; así logramos aumentar la resistencia normal de la planta a la sequía. Entonces el tiempo de sobrevida es mayor ante esa condición desfavorable”, concluyó la investigadora.

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