domingo, 30 de junio de 2013

El comienzo de la carrera electoral sacudió el fragmentado mapa gremial

Dividido por la relación con el Gobierno, el escenario del movimiento obrero se complejizó con el cierre de listas. Las cinco centrales tomaron rumbos distintos de cara a las PASO y la unidad parece cada vez más lejana.

El comienzo de la carrera electoral sacudió el fragmentado mapa gremial

 Como un muro infranqueable, el kirchnerismo mantiene dividido al movimiento obrero hace tiempo: de un lado se ubican las centrales que encabezan Antonio Caló y Hugo Yasky; del otro, la CGT de Hugo Moyano, la de Luis Barrionuevo, y la CTA de Pablo Micheli. Y si la sola opinión en torno a las políticas del gobierno representa una barrera para los anhelos de unidad, el inicio del proceso electoral potenció las dificultades.
Horas después de oficializada la inscripción de candidatos para las primarias, en el mapa gremial quedó clara una realidad que complica el panorama: el cierre de listas ahondó las diferencias de las centrales, visibilizó matices internos y puso a algunas de ellas al borde de la fractura.
“El objetivo común de toda la dirigencia es la unidad del movimiento obrero", repitió el viernesMoyano, envalentonado por el pase a sus huestes de unmiembro que abandonó las filas deAntonio Caló. Los dos dirigentes se saludaron con abrazo ayer por la tarde al encontrarse en segunda sesión de la Semana Social de la Iglesia, en Mar del Plata.
El metalúrgico se apuró en poner paños fríos a la situación. "Por más que estemos en distintos sectores, somos trabajadores", se justificó. El deseo de quienes coreaban alrededor “hay una sola CGT” parece por ahora inalcanzable. Así lo entiende también el titular de Uatre, Gerónimo “Momo” Venegas. “Está muy distante. Cuando se mete la política a dividir al movimiento obrero se hace muy difícil”, le dijo a Infobae.
Pablo Micheli no cree que de por sí las aspiraciones electorales de los dirigentes gremiales atenten contra una unión de los trabajadores. Pero no oculta el recelo que le guarda a Moyano. “Lo que hace mal es que por problemas partidarios dividan las posiciones”, se quejó en diálogo con este medio. Para el oficialista Yasky la posibilidad es todavía más lejana: “La unidad abrochada con ganchitos no sirve”.
De todos modos, las gestiones de unos y otros para intentar trabar acuerdos internos y llevar agua a sus molinos quedarán de momento en un segundo plano. Es que la atención de muchos de los dirigentes está focalizada hacia otro lado: la elección de octubre, de la que participarán cuatro de las cinco organizaciones.
De la fisura a la fractura
El espacio que lidera el metalúrgico Caló fue a todas luces el que más sufrió con la discusión electoral. La postulación de Héctor Daer (Sanidad) en la lista del Frente Renovador de Sergio Massa fue una muestra las divergencias que coexisten en la central y que amenazan con romper el armado.
La reacción a la maniobra de Daer fue inmediata. Aun cuando en esa CGT existe un malestar con el Gobierno por el ninguneo del que, pese a su fidelidad, fue víctima en el cierre de listas – logró apenas colocar a Oscar Romero (SMATA) en puesto 11º de la nómina bonaerense-, la conducción ratificó su respaldo total al Frente para la Victoria y anticipó la marginación del titular de Sanidad.
Los “Gordos” enviaron entonces otra señal. Luego de que el taxista Omar Viviani se mostrara confiado en que la decisión de Daer era un hecho aislado, Oscar Lescano (Luz y Fuerza) anunció su salida de la central. Lo hizo con críticas al Gobierno y a la mesa directiva de la central. Experimentado en el arte de saltar de un charco a otro, dejó también un giño para Moyano. El camionero no perdió tiempo y le abrió las puertas.
Caló advirtió enseguida el riesgo de un discurso demasiado frontal. El goteo puede transformarse en una hemorragia de dirigentes si no hay contención. Ordenó entonces bajar la tensión. "Está todo muy crispado ", reconoció al diario La Nación. Por lo pronto resolvió posponer la reunión prevista para la semana próxima, en la que se iba a pedir la cabeza de Daer.
A diferencia de la CGT, en la CTA oficialista no temen una diáspora. Se esfuerzan, no obstante, por maquillar la herida que también allí dejó el massismo. El nombre Fabián Alessandriniapareció en la lista que encabeza el intendente de Tigre y dejó mal parada a la conducción, que se ufana de mantener a la tropa controlada bajo la égida kirchnerista.
“La decisión de Alessandrini de formar parte del espacio de Massa es personal y no cuenta con el apoyo de la CTA", aclaró un comunicado gremial, en el que ratificó su alineamiento con el Frente Para la Victoria.
Yasky buscó minimizar el impacto de la “traición”. “Las idas y vueltas de los dirigentes sindicales, cuando se hacen a la espalda de los trabajadores, van perdiendo prestigio”, declaró a Infobae. Y apuntó contra quienes están en la vereda opuesta: “Los que quisieron utilizar las centrales sindicales como si fueran partidos para un proyecto propio han fracasado”.

La política “metió la cola” entre los opositores
Las centrales críticas a la Casa Rosada también se vieron afectadas por el devenir electoral. La “unidad de acción” que montaron Moyano y Michelli meses atrás parece haber quedado en el olvido. De la foto que hubo en diciembre entre el camionero y Barrionuevo ya pocos se acuerdan.
El dirigente gastronómico decidió jugar en varios tableros. Él mismo será candidato a diputado por Catamarca. En simultáneo, apoya al gobernador José Manuel De la Sota en Córdoba y a Massa en la provincia de Buenos Aires. Así, en el distrito electoral más importante del país llegará como adversario de Moyano.
La CGT Azopardo ya tiene su propia interna. Mientras que Omar Plaini y otros moyanistas se encolumnaron detrás de Francisco De Narváez, el secretario general de Uatre, Venegas, irá con su partido propio, Unión con Fe, como cabeza. Otro enfrentamiento.
“No fuimos en la misma lista porque De Narváez no quería que esté”, explicó Venegas aInfobae. “A lo mejor él quería ser el único referente de la Provincia. Nosotros no armamos un partido para acompañar, queremos ser protagonistas”, lanzó.
El dirigente desdramatizó, sin embargo, esa división: “Cuando no se puede hacer la unidad porque interfiere la parte política en el movimiento obrero hay que ir separado”.
En cuanto a la CTA opositora, es la única de las cinco organizaciones que no tendrá candidatos en las primarias. Michelli rechazó la propuesta del socialista Hermes Binner y aseguró que la única consigna que enarbolará la dirigencia al seno de la central es que se vote en contra del Gobierno. Pero está lejos de promover que se acompañe al moyanismo.
“Desde que Moyano comenzó con su partido y sus acuerdos no me ha vuelto a plantear la posibilidad de salir en la calle. Creo que es un error creer que las movilizaciones no llevan a ningún lugar”, evaluó, y puso como ejemplo el clima social que se vive en Brasil.
Micheli se mostró molesto. “Veo a muchos dirigentes más preocupados por ver en qué listas van que en nuestros reclamos”, dijo. “Si vos dejas de representar los intereses de los trabajadores por cuestiones partidarias va a haber consecuencias”, advirtió. 

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