viernes, 12 de abril de 2013

SANTA FE: Acusado reconoció que participó de un tiroteo-POR LA MUERTE DEL POLICÍA


Se trata del único detenido por el crimen del cabo Damián Martinet. La Justicia está tras los pasos del “Bata” Paredes, que se encuentra prófugo desde el día del ataque.


A menos de una semana del crimen del policía Damián Martinet, la Justicia cuenta con los testimonios suficientes como para suponer quiénes fueron las personas que en la noche del sábado participaban de un tiroteo ocurrido en la zona de pasillos del barrio San Lorenzo.

Uno de ellos se encuentra detenido desde el martes, cuando fue alcanzado en Juan Díaz de Solís y 3 de Febrero por agentes de Agrupación de Unidades Especiales de la URI. En la misma jornada, la policía secuestró tres armas de fuego, y si bien al menos una fue utilizada durante el tiroteo en la zona en la que murió el policía, ninguna de las tres coincide con el calibre que ingresó al cuerpo de Martinet.

De los peritajes balísticos resulta que la bala homicida es similar a las características de un 22 largo, presumiblemente lanzado con una carabina.

Además, la policía detuvo esta semana a otros dos muchachos de 27 años, que fueron indagados por “encubrimiento” y “tenencia de arma de fuego”, ya que al parecer fueron quienes intentaron hacer desaparecer esa pistola calibre 22 corto que fue secuestrada para la causa.

A los tiros

La jueza de Instrucción Cuarta, Susana Luna, indagó este miércoles al detenido Walter Reyes, de 21 años, quien reconoció haber estado en el lugar el sábado a la noche, así como haber mantenido un enfrentamiento armado con un contrincante conocido como el “Bata” Paredes.

Sin embargo, el preso asegura que disparaba “al boleo”, atrincherado detrás de una pared y que si bien llevaban largo rato en la disputa, él no gatilló demasiadas veces.

En su favor cuentan las características del arma que supuestamente utilizó y la posición en la que se encontraba; ya que ambas vendrían a acreditar su versión de que no fue él quien mató a Martinet.

Por eso la investigación vuelve a apuntar las miras al prófugo Leandro Paredes, cuyo nombre fue el primero en trascender una vez conocido el deceso del policía.

Está prófugo

El buscado lleva prácticamente una semana prófugo y por eso se analizaba hoy en Tribunales la posibilidad de dar a difusión su foto, para que los vecinos del sitio donde se encuentra oculto lo delaten.

A propósito de los motivos que lo llevan a mantener distancia de las fuerzas de seguridad, desde su entorno aseguran tener justificativos sobrados.

El día del crimen se habían llevado detenida a su madre y a uno de sus hermanos; y sobre todo éste último habría pasado un mal rato durante el interrogatorio. En cuanto al “Bata” Paredes, “no lo van a presentar hasta que no se calmen un poco”, se oyó decir en los pasillos de Tribunales. 

Lo cierto es que ni Reyes ni Paredes eran desconocidos para los policías del oeste de la ciudad. El primero fue detenido en varias oportunidades en el marco de delitos como tenencia de arma, secuestro de motos e incluso una vez resultó víctima de un balazo por el que debió ser hospitalizado. El otro supo estar preso mezclado en un homicidio en el que finalmente terminó absuelto y es hermano del recordado “Baboso” Paredes, quien actualmente se encuentra preso por otros delitos.

Viejos conocidos

Lo cierto es que ambos imputados no estaban en un mismo bando como se creyó en un primer momento (se dijo que articulaban en la Banda del Pasillo), sino que actuaron desde posiciones enfrentadas. Su historial delictivo les hizo ganar fama en el barrio y por ese mismo motivo fueron varios los vecinos que rápidamente los identificaron como responsables de la muerte de Martinet.

El sábado 6 de abril, a las nueve y media de la noche, el cabo de 28 años y su compañero se dirigían a atender un conflicto familiar en pasaje Cervantes al 3900. En el camino se toparon con una moto que les impedía seguir adelante con el patrullero y bajaron para retirarla.

Según los indicios recogidos hasta aquí habría sido en ese momento que se suscitaba un tiroteo y los policías quedaron en el medio de un fuego cruzado que por desgracia terminó con la vida del servidor público.

La bala ingresó por la axila y afectó gravemente órganos vitales. El cabo estaba trabajando en una zona de sumo riesgo y por eso llevaba puesto un chaleco antibalas, pero la bala se coló increíblemente por debajo de uno de sus brazos.

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