sábado, 2 de marzo de 2013

ROSARIO: Un abogado penalista reconoció al hombre que lo baleó en su estudio


Uno de los dos detenidos por el asesinato del policía Carlos Alberto Dolce, ocurrido hace un mes frente a los negocios que custodiaba en 3 de Febrero al 1000, fue señalado en una rueda de reconocimiento de personas como el hombre que intentó asesinar al abogado penalista Alberto Tortajada hace poco más de cinco meses en el pallier del edificio donde tiene su estudio.
La Capital | 

Un abogado penalista reconoció al hombre que lo baleó en su estudio
Lo identificó el propio profesional, quien entonces fue alcanzado por tres balazos y no terminó muerto porque el arma del delincuente se trabó. La medida, breve pero concreta, llevó al juez de Instrucción Juan Carlos Vienna a disponer que Pablo Andrés P., de 33 años, sea indagado por tentativa de homicidio.
Pablo Andrés P. fue detenido junto a Hernán Matías N., de 25 años, como sospechosos de haber asesinado al policía Carlos Alberto Dolce, de 34 años, la tarde del martes 5 de febrero último en la vereda de 3 de Febrero al 1000. Dolce era un agente que estaba preventivamente en disponibilidad y se ganaba la vida custodiando los comercio de esa cuadra semicéntrica.
Apriete y crimen. Aquella tarde Pablo P. y Hernán N. ingresaron a una vieja casona de dos plantas devenida en clínica oftalmológica que se erige en 3 de Febrero 1045. Estaban armados y llevaban un presente floral. En la recepción dijeron que debían entregar esa estrella federal al médico Omar Wenceslao Ulloa, dueño de la clínica, quien a esa hora atendía a sus pacientes.
Los maleantes no esperaron ser anunciados y entraron de atropellada al consultorio. Entonces se escucharon algunos gritos y a los pocos minutos los hombres salieron del lugar a la carrera. A Ulloa sólo le robaron la billetera y el celular. Como recuerdo le dejaron tres puntos de sutura en la cabeza por un culatazo. Pero al salir a la vereda se toparon con Dolce, vestido de civil, quien logró reducir a uno de los maleantes. Su compinche, en tanto, ejecutó al policía con cinco disparos hechos a muy corta distancia (ver aparte).
Los maleantes huyeron en un Chevrolet Corsa negro que abandonaron en Ocampo al 300. Pero fueron detenidos muy cerca de allí. La causa quedó en manos del juez de Instrucción Javier Beltramone, quien dispuso que ambos fueran derivados a un pabellón evangélico de la cárcel de Coronda.
Lo esperaban. En tanto, la tarde del viernes 7 de septiembre pasado el escenario jurídico rosarino se estremeció con una noticia impactante. El penalista Alberto El gallego Tortajada había sido baleado en el edificio de Montevideo 2026 donde tiene su estudio jurídico, frente a los Tribunales.
Aquel viernes Tortajada había recibido al menos tres llamados telefónicos —uno de ellos al aparato fijo de su estudio— para concertar una entrevista urgente. "Tengo un familiar detenido por drogas y quiero que usted lo defienda", le dijeron. La cita quedó acordada para las 18. Y media hora antes de esa reunión, Tortajada se fue a tomar un café al bar de Montevideo y Balcarce para hacer un rato de tiempo. Cuando se aproximaba el momento del encuentro recibió un nuevo llamado a su celular por lo que apuró el último sorbo y fue al estudio. En la puerta del edificio lo esperaba un hombre.
"¿Usted me espera a mí?", preguntó el penalista de 71 años a sabiendas del nuevo cliente que debía atender. Y el visitante le respondió con otra pregunta: "¿Usted es el doctor Tortajada?". Mientras escuchaba la pregunta del potencial cliente, el profesional abrió la puerta e ingresó al palier. El agresor se quedó sosteniendo la abertura y sacó una pistola calibre 22. "Tortajada escuchó el sonido metálico cuando se montó el arma y antes de que se diera vuelta el agresor empezó a dispararle a menos de dos metros. Uno de los plomos lo impactó en el omóplato provocándole una fractura y se alojo en su pecho. También recibió dos balazos en el brazo derecho. Y ahí Tortajada tuvo su golpe de suerte: la pistola se trabó. El tirador quiso destrabarla para seguir con la ejecución, pero se le cerró la puerta y se desesperó. En la escena quedaron tres vainas calibre 22 milímetros. Mientras el maleante huía, Tortajada fue trasladado al Hospital de Emergencias donde fue operado y quedó internado varios días.
Peritajes. A partir de ese momento comenzaron a trabajar sobre el caso la fiscal Adriana Camporini, el juez de Instrucción Juan Carlos Vienna y el fiscal de la oficina con causas NN, Marcelo Vienna. Esta última, la Oficina de Causas con Imputados no Individualizados y su brigada operativa, a cargo de la comisaria Jorgelina Leopard, fue la que llevó el fuerte de la pesquisa.
A partir del peritaje del celular del penalista baleado, en un trabajo digno de ingeniería investigativa, los policías determinaron que Pablo Andrés P. había sido el agresor.
En ese sentido, ayer las fuentes confiaron que "Pablo P. es sólo la mano de obra que baleó a Tortajada y apretó al médico Ulloa además de matar al policía Dolce". Ahora, explicaron, "la investigación está orientada hacia otras personas, los autores intelectuales, que estarían involucradas en otras causas".
Sobre el ataque a Tortajada se tejieron varias hipótesis. Y más aún cuando en los siguientes nueve días del ataque se produjeron tres ajustes de cuenta resonantes que tuvieron como telón el narcotráfico. El de Martín El fantasma Paz, dentro de su flamante cupé BMW blanca, ocurrido el sábado 8 de septiembre en 27 de Febrero y Entre Ríos. El de Santiago Adolfo Pérez, alias Gordo Santiago, dentro de su Peugeot 308 color negro en Larrea y San Juan l anoche del 15 de septiembre. Y el de Domingo Epifanio Chucky Vivas, esa misma noche cuando iba en su Fiat 147 por Provincias Unidas y San Lorenzo, en la zona oeste. Este último crimen fue denunciado como robo aunque varios testigos indicaron que a la víctima dos motociclistas le sustrajeron una bolsa de nailon color blanca tras el hecho.
Sin embargo, el ataque a balazos que pudo terminar con la vida de Tortajada, un penalista que ha sabido defender de todo en la vida y que fue maestro de los más reconocidos penalistas actuales, no tiene que ver con el mundo de pistolas humeantes y hampones pesados. La principal hipótesis de la pesquisa estaría ligada en el asesoramiento jurídico que el abogado le brindó a una clienta en una causa, no penal, que molestó a un tercero. Y el hombre que se sintió perjudicado le bajó el pulgar al profesional. Lo que podría llamarse, en términos belicistas, "un daño colateral".
El miércoles Pablo Andrés P. será indagado por el juez de Instrucción Vienna, quien mantiene el secreto de sumario, por tentativa de homicidio, figura que podría agravarse si el magistrado valora como alevoso que Tortajada haya sido atacado por la espalda.

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