En el octavo día de protesta frente a la sede de Ansés -y ante una orden de desalojo por parte de la policía-, la Corriente Clasista y Combativa levantó el campamento tras la liberación de los seis militantes detenidos el jueves pasado. "Esta vez chocamos con una pared de los tres niveles de Estado que nos desoyeron y, además, nos criminalizaron", explicó Delmonte, el líder de la Corriente. El lunes se sentará a una mesa de diálogo con funcionarios provinciales y municipales.
En el octavo día de protesta frente a la sede de Ansés, la Corriente Clasista y Combativa levantó el campamento que sitió la esquina de Rioja y Sarmiento, luego de una negociación en la que la condición principal pasó a ser la liberación de los seis militantes detenidos el jueves pasado, cuando la policía intentó desalojarlos. Ayer pendía una orden de detención del líder de la agrupación, Eduardo Delmonte, y otra para desalojar por la fuerza a los manifestantes, pero la sangre no llegó al río. La lucha seguirá el lunes, pero alrededor de una mesa de diálogo y con abogados de por medio.
"Mantenemos el plan de lucha, pero nos vamos luego de haber conseguido liberar a los compañeros detenidos y para esquivar el desalojo que iba a ser violento, para no exponer ni a la gente ni a los comercios de la zona. Apostamos a la reunión del lunes, con la mediación del Colegio de Abogados", declaró Delmonte cuando todavía mujeres y niños yacían sobre el cordón de las veredas, en derredor de un brasero encendido y con una olla de agua caliente lista por si había que guisar algo para la noche. No hizo falta.
Cuando caía el sol, llegó el aviso de que los seis jóvenes habían traspuesto el portón de Jefatura de Policía y estaban en libertad. Entonces, los manifestantes empezaron a plegar sus lonas, cartones y caballetes, y a cargarlos en un flete contratado por los mismos comerciantes que vieron decaer sus ventas desde que llegó el campamento.
Luego de que el juzgado correccional nº 2 librara ayer por la mañana la orden de desalojo forzoso y la captura de Delmonte, los hechos se precipitaron. El líder nacional de la CCC, Juan Carlos Alderete, llegó para apoyar a un Delmonte que esta vez no halló fisuras de negociación entre los tres niveles de Estado a los que quiso interpelar.
Por la tarde se reunieron con la Federación Rosarina de Paseos Comerciales y con la comisión de los comerciantes afectados por la protesta. "No es que se van sin haber conseguido nada: el lunes, en el Colegio de Abogados, seguirán negociando sus reclamos con el municipio, la provincia, la nación. La sociedad ya tomó conciencia de su lucha. Pero les hicimos ver que no les conviene seguir pagando más costos: les metieron presos a seis muchachos y hay 16 más que están fichados. A la madrugada los iban a venir a desalojar y podía pasar cualquier cosa. Acá los comercios iban a empezar a despedir empleados y eso podría derivar en algo más grave todavía. Entendieron que ahora les convenía levantar el acampe", expuso Fabio Acosta, secretario de la entidad comercial, mientras aguardaba la llegada del camión que llevaría a los campamentistas de regreso a sus barrios y consultaba su teléfono a la espera del SMS que le confirmaría la excarcelación de los militantes arrestados por contravención al resistir la intervención policial del jueves.
Delmonte ratificó "la continuidad de la lucha" y priorizó haber negociado la libertad de sus compañeros presos. "El lunes iremos a esa reunión con la mediación del Colegio de Abogados, y marcharemos hacia Gobernación para que le paguen los 600 pesos que le adeudan a 180 compañeros de cooperativas de desmalezamiento y zanjeo que le tenían que pagar esta semana y no lo hicieron. Nos acusaron de chantaje a nosotros, y el Estado fue el que chantajeó al no pagarle a las cooperativas", replicó.
"La pelea es larga, aquí no termina -dijo Delmonte-, sólo que esta vez chocamos con una pared de los tres niveles de Estado que nos desoyeron y, además, nos criminalizaron", cerró.
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