jueves, 6 de diciembre de 2012

Una farmacia de la Ciudad de Santo Tomé tampoco vendería preservativos


Es un comercio ubicado en una importante avenida de esa ciudad, además, no expendería anticonceptivos de uso común ni la píldora del día después.


La farmacia esta ubicada en una importante avenida de Santo Tomé no vendería preservativos,
Una farmacia de la Ciudad de Santo Tomé tampoco vendería preservativos
No vende anticonceptivos de uso común ni de emergencia –o píldora del día después–, por cuestiones de conciencia.


Las denuncias se produjeron después de que Diario UNO publicara, la semana pasada, que en una farmacia céntrica de Santa Fe Capital tampoco proveen estos productos “por una cuestiones de creencias”, lo que tuvo amplia repercusión en diversos sectores vinculados a la salud sexual y reproductiva y en medios locales y nacionales.


El matutino intentó comunicarse con el titular de la farmacia santotomesina quien, al enterarse de los motivos del llamado, dijo “que no tenía nada que hablar al respecto”, y cortó el teléfono.


Sobre este asunto, que no tendría ninguna implicancia legal para los dueños de estas farmacias porque nada los obligaría a vender tal o cual producto, algunos sectores reflexionaron desde una perspectiva
ética, como el doctor Daniel Teppaz, director provincial de Políticas de Género e Interculturalidad en Salud, y referente en materia de defensa de los derechos sexuales y reproductivos.


—¿Qué opinión le merece que existan farmacias que se nieguen a vender estos medicamentos y productos?


—Es un problema cuando esto no está expresamente aclarado, como sucedía en los efectores públicos de salud, cuando por creencias o cuestiones de conciencia, había trabajadores de la salud que impedían el acceso a diversas prácticas vinculadas a los derechos sexuales y reproductivos de ciudadanos y ciudadanas. La provincia ha avanzado en este sentido, a partir de la creación de un listado –que muy pronto haremos público– de objetores de conciencia. Siguiendo de algún modo esta lógica, y por más que se trate del ámbito privado, de un comercio, me parece que no corresponde que las personas que buscan estos productos –algunas veces en una situación de emergencia– tengan que enterarse cuando ya estén adentro de la farmacia que allí no los venden.


—Quizás lo que más asombre es que ni siquiera vendan preservativos, hoy la principal barrera de protección frente a las infecciones de transmisión sexual.


—Sí. En relación a esto no hay mucho por decir, sino simplemente expresar nuestro total desacuerdo. Cuando alguien ocupa una posición de poder como un farmacéutico o un médico –no cualquiera puede vender un medicamento o recetarlo–, cuando de algún modo alguien tiene cierto monopolio sobre ello, y se toman decisiones como la de estas farmacias, se está coartando el derecho de aquellas personas que no piensan igual, que tienen otras necesidades y que, fundamentalmente, están en situación de desventaja frente a ese profesional. De modo tal que si bien no existe una norma que obliga a vender tal o cual medicamento o producto, es ético que la población sepa que hay lugares en donde no los van a conseguir. Deberían prevenir a los clientes con un aviso en la entrada.

Desafíos
—¿Qué puede hacer el Estado al respecto?


—El Estado provincial, como garante del Derecho a la Salud, está trabajando y pensando formas para poder regular situaciones como las que se describen. Hasta el momento, sólo hemos tenido dos denuncias anónimas que no señalaban a ninguna farmacia en particular, y cuando hemos solicitado más datos no hemos tenido respuesta. Por eso es importante que los medios comuniquen estas
cosas. Finalmente, el Colegio Profesional, debería tomar posición frente a estos hechos y establecer formas de regular o facilitar la información.


Seguramente entre todos los sectores encontraremos pronto la mejor manera para que esto suceda.

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