lunes, 3 de diciembre de 2012

STA FE: El desafío de encontrar familias para 20 niños de más de 8 años


La Justicia está por declarar en estado de adoptabilidad a más de 40 chicos que durante años esperaron en hogares transitorios. La mitad es mayor de 8 años. Sólo el 25% de los aspirantes a adoptar acepta chicos grandes. Desde el Estado quieren superar la idea de que sólo un bebé permite ser padres.

El desafío de encontrar familias para 20 niños de más de 8 años
 Antes de fin de año, más de 40 niños y niñas serían declarados en estado de adoptabilidad por la Justicia, después de haber pasado meses -e incluso años- en hogares transitorios o instituciones. Ante este aluvión, que incluye a niños mayores de 8 años y a varios hermanos, el Registro Único Provincial de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos (Ruaga) convoca a personas que quieran integrarlos a sus familias de manera definitiva.

En los Tribunales Colegiados de Familia de Santa Fe, hay 30 situaciones judicializadas que abordan a 54 niños (en varios casos se trata de hermanos). En la provincia, los procesos judicializados son más de 60 e involucran a más de un centenar de chicos. “Próximamente más de 40 niños van a ser declarados en estado de adoptabilidad. La mitad de ellos tienen más de 8 años”, sostuvo Cristian Allende, subsecretario de Niñez del gobierno provincial.

Esta es la razón por la cual desde el Ruaga están convocando a posibles adoptantes. “Como tenemos un déficit de aspirantes que quieran adoptar chicos mayores de 8 años, nos pareció importante hacer una convocatoria pública para conseguirles una familia a esos chicos”, contextualizó Santiago Lemos, director del Registro.

La convocatoria está dirigida a personas mayores de 30 años (solteras o casadas), con domicilio en la provincia de Santa Fe y 5 años de residencia en el país. Los interesados deben ir a alguna de las sedes del Registro (ver Dónde consultar). Si alguno de los 905 aspirantes ya inscriptos en el Ruaga desea participar de esta convocatoria, deberá expresar su intención.

Posteriormente, un equipo interdisciplinario (integrado por abogados, psicólogos y trabajadores sociales) realizará un análisis de la persona o pareja que quiera adoptar.

El subsecretario de Niñez consideró que la resolución de las situaciones judiciales está relacionada con la decisión política de sacar a los chicos de las instituciones y encontrarles una familia definitiva, que están encarando desde que se aprobó la Ley 12.967 de protección de los derechos del niño, en 2010.

En este sentido, Allende remarcó: “La adopción es un derecho de los niños a tener una convivencia familiar; derecho que se ve truncado cuando están en una institución. Por eso, hacemos los esfuerzos para resolver esta situación con la mayor rapidez posible”.

Todos buscan bebés

El 75 % de los inscriptos busca chicos menores de 5 años, el 20 % acepta niños de entre 6 y 10 años y sólo el 5 % adoptaría un nene de más de 10 años. La mitad de los niños que podrían ser adoptados superan los 8 años, con lo cual -para Lemos- es necesario romper con el imaginario de que uno es padre o madre gracias a un bebé. “Hemos dado talleres de sensibilización con los aspirantes para cambiar ese porcentaje y para que puedan modificar su disponibilidad adoptiva”, señaló.

Por eso, el Estado apela a no limitar las expectativas a un bebé. Y la realidad demuestra que la mayoría de los 30 chicos que fueron adoptados -entre septiembre de 2011 hasta hoy- tenía más de cinco años.

Consultado acerca de los largos períodos de espera para adoptar, Lemos los consideró relativos. “Hay personas que están esperando hace mucho tiempo, pero hay otras que ingresaron al registro hace unos meses y ya adoptaron. ¿Por qué? Porque aceptan niños mayores, hermanos o con alguna patología”, contó.

Según la ley, los niños no pueden estar más de un año y medio en hogares transitorios o instituciones. Una vez cumplido ese plazo y si es imposible revincularlos con su familia, comienza el proceso judicial de adopción (ver El proceso). Pero no hay plazos definidos legalmente para que un juez declare el estado de adoptabilidad de un niño y es en esta instancia donde se producen las mayores dilaciones.

Para Allende, la demora en el trámite judicial tiene que ver con el derecho de defensa de los progenitores. Además, la Justicia debe controlar que se hayan cumplido todos los pasos procesales desde que el niño fue separado de su familia.

En tanto, el director del Ruaga consideró que durante los tiempos judiciales hay “mucho trabajo” y es una instancia compleja porque “tomar la decisión de sacar a un niño de una familia y dárselo a otra es la decisión más trascendente que puede tomar el Estado”.

Un proyecto que prohíbe la guarda directa

La forma más común de adoptar es la guarda directa. “Consiste en que una mujer entrega su bebé a la persona que ella elija. Las dos partes se presentan en el Juzgado y se realiza el trámite de adopción”, explicó Santiago Lemos, director del Registro Único de Aspirantes a Guarda (Ruaga).

Lo que a simple vista parece una decisión libre de la madre, -según Lemos- se suele realizar gracias a un intermediario que vincula a quien quiere adoptar con los futuros padres. “En la mayoría de los casos, se promueve que cada aspirante consiga una madre para obtener un bebé a toda costa. Esto es poco transparente, fomenta la búsqueda por fuera de los canales institucionales y es injusto para quienes se inscriben en el Registro”, señaló Lemos.

La psicóloga Mariana Storero agregó: “Existe una disparidad muy notable -en cuanto a recursos materiales, simbólicos y sociales- entre los que buscan adoptar y estas mujeres, que generalmente están solas, son presionadas y no tienen recursos para decidir libremente”.

En este sentido, recordaron el caso de una joven salteña que vino a parir a Santa Fe y un matrimonio de Neuquén que estaba esperando el bebé. “¿Cómo se dio ese vínculo? Evidentemente no es una relación natural, sino que hay toda una red, en la cual la madre queda entrampada”, cuestionó Lemos.

Para evitar estas maniobras, el proyecto de reforma del Código Civil propone prohibir la guarda directa, salvo en dos casos puntuales: que el adoptante sea un familiar o que tenga afinidad con el progenitor (amigos, vecinos).

El proceso judicial de adopción

• Vulneración de derechos: la Subsecretaría de Niñez separa al niño de su familia con una medida excepcional. El tiempo máximo de separación es 18 meses.

• Alojamiento transitorio: el niño permanece en una familia solidaria, hogar de tránsito o institución hasta que se resuelva su situación.

• Sin revinculación posible: si el niño no puede volver con su familia, la Subsecretaría de Niñez solicita al Poder Judicial que declare su estado de adoptabilidad.

• Revisión judicial: la Justicia controla que el pedido sea razonable y que se hayan cumplido todos los pasos. No hay plazos estipulados legalmente para que los jueces se expidan.

• Declaración de adoptabilidad: si el juez declara el estado de adoptabilidad del niño, se oficia al Registro de Aspirantes a Guarda (Ruaga), que inmediatamente busca la familia adecuada.

• Guarda provisoria: es otorgada a la familia seleccionada (durante 6 meses o un año).

• Juicio de adopción: el juez evalúa el proceso de guarda y define la adopción definitiva del niño.

Dónde consultar

El Ruaga tiene cinco delegaciones. En Santa Fe, 9 de Julio 1321, Tel. (0342) 4619956; en Rosario, Santa Fe 1950, Tel. (0341) 4721825; en Venado Tuerto, 9 de Julio y Ruta 8 (Centro Cívico), Tel. (03462) 408800/1; en Reconquista, Hipólito Yrigoyen 1415, Tel. (03482) 438895; en Rafaela, Av. Santa Fe 2771, Tel. (03492) 453061/2. Se atiende de lunes a viernes de 8 a 13. Más información en www.santafe.gov.ar o por correo electrónico a registros@santafe.gov.ar

“Nos sacamos el miedo de la edad y estamos felices”

Durante los cinco años de espera en el Registro de Adopción, Viviana y Beto pensaban sólo en adoptar un bebé, que nunca llegaba. La demora los llenó de angustia y temores. “Pensábamos que ya no íbamos a ser papás, que nos estábamos poniendo grandes”, recuerda Beto, que tiene 45 años como Viviana.

Pero algo cambió en un taller, donde conocieron la historia de dos matrimonios que habían adoptado varios hermanos, mayores de 10 años. “Nos permitimos pensar en otra posibilidad y decidimos cambiar nuestra disponibilidad de adopción: hasta 6 años y hasta tres hermanos”, cuenta Beto.

A los pocos meses, la llamada de un juzgado de menores reactivó sus esperanzas. “Eran tres hermanos: dos nenas de 10 y 7 años y un varoncito de 3”, se acuerda Viviana, emocionada. En todo el país, este matrimonio era el único dispuesto a adoptar tres hermanos de más de seis años.

La sorpresa fue mayor cuando se enteraron de que había un cuarto hermanito, de un año. “La jueza nos propuso darlo en adopción por separado, pero fuimos a buscar a los cuatro”, relata la flamante mamá. Y continúa: “El día que los conocimos, la nena de 7 años nos dijo papá y mamá. ¡Esperamos tantos años escuchar ‘papá’ y ‘mamá’!”.

Sus vidas cambiaron radicalmente. “Pasamos de ser eternos novios a tener cuatro criaturas, rearmar la casa y la rutina”, comenta el hombre. Hace siete meses que son una gran familia y ahora los chicos tienen 11, 8, 4 y 2 años. “Ellos se adaptaron mucho mejor de lo que creíamos”, dice Beto. “Teníamos mucho amor para dar y encontramos cuatros hijos que necesitan ese amor, tanto como nosotros”, acota su mujer.

Como toda familia, tienen sus problemas. “Hubo que enseñarles muchas cosas. Hay que tener mucha paciencia, hablar y repetir las cosas... lo que hace cualquier padre”, cuenta Viviana, orgullosa de “las libretas hermosas que trajeron las nenas”.

Recién ahora, el matrimonio toma conciencia de la importancia de abrir la cabeza. “Perdimos un montón de tiempo”, reconoce la mujer. Su marido coincide: “Logramos sacarnos el miedo a la edad y estamos muy felices. En su momento fuimos egoístas porque pensábamos en un bebé para hacerlo a nuestra manera. Pero nos dimos cuenta de que esos chicos necesitan una familia y que nosotros podemos adoptarlos y formar una familia hermosa”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario