lunes, 3 de diciembre de 2012

Peligro de derrumbe en las barrancas de la Ciudad de Rosario


Un informe da cuenta de que la zona crítica es la comprendida entre los Silos Davis hasta avenida Francia. La erosión de la corriente y el oleaje que provoca el paso de grandes embarcaciones hicieron acelerar el proceso de desgaste.

Peligro de derrumbe en las barrancas de la Ciudad de Rosario

 El 13 de marzo de 2005 el viejo muelle del Parque España cedió y provocó heridas a cinco pescadores, uno de ellos falleció al poco tiempo; dos años después, luego de intensas lluvias, se desmoronó una precaria vivienda sobre la barranca, cayó al río y dejó como saldo tres muertos. Esto motivó que desde la Municipalidad se realizara el Estudio de las Riberas a cargo de la Unidad de Planificación y Gestión, que realizó un informe del estado de la costa local, desde el puente Rosario – Victoria hasta la desembocadura del arroyo Saladillo. El ingeniero civil Hugo Orsolini, ex secretario de Aguas de la provincia, participó de dicho informe y apuntó como zonas críticas la zona de barrancas de los parques de las Colectividades y Sunchales, “sobre todo desde los Silos Davis hasta Francia; la protección, hoy, ha sido superada, la erosión de la corriente, el oleaje que provoca la densidad del paso de embarcaciones que creció en los últimos años notablemente, hizo acelerar el proceso erosivo; por eso quedó superado el tipo de protección que existe. Cuando pasamos con la lancha de Prefectura veíamos un hueco a los largo de la barranca, unos 150 metros de largo, con un metro de alto y dos metros de profundo, esto en algún momento se viene abajo”, sintetizó.
Responsabilidad compartida
Orsolini aseguró que se está desarrollado un estudio de factibilidad: “Por gestión de la Municipalidad, la Nación accedió y contrató consultores que en estos momentos están haciendo estudios”. Con un promedio mensual de 200 embarcaciones de ultramar cuyo canal de navegabilidad a 42 pies pasa en algunos lugares muy cerca de la costa rosarina, el oleaje, sumado a la propia corriente del Paraná, impacta en la base de la barranca cuyo enrocado no es suficiente protección. “Las rocas fueron colocadas a principios del siglo pasado, es decir son centenarias, cumplen un ciclo. Hace 30 años no pasaban la cantidad de embarcaciones que se ven hoy, el parque náutico también se multiplicó. Los barcos de gran porte cuando pasan por zonas urbanas deben disminuir su velocidad a 10 nudos (unos 18 km /h), control que debe hacer Prefectura y “si uno los observa, muchos no respetan la velocidad”.
Las barrancas sufren un factor desestabilizante producto del oleaje, la propia corriente del río y las precipitaciones; Orsolini dijo que “se propuso hacer algunos estudios y tratar de ver si se podía avanzar en algunas soluciones, como por ejemplo, un estudio del suelo. En este tema hay una responsabilidad compartida que lo dice la Constitución: porque en realidad cuando uno está sobre algunos de los parques ribereños, está en suelo municipal; la navegabilidad del río Paraná es jurisdicción nacional, y lo que no es navegabilidad es jurisdicción provincial, es decir que todos intervienen en esta problemática”.
Zona vulnerable
El ingeniero que participó del Estudio de las Riberas explicó que en aquella oportunidad observaron sectores de la barranca, cerca de la Avenida Francia, que hace unos 30 años fue revestida y “eso tuvo un buen comportamiento pero ahora se está desprendiendo. Hay que asegurarse una barranca más estable, habría que hacer un talud más tendido, porque los desagües también llegan ahí y no hay que dejar que caigan sobre la barranca, actualmente se ve cómo los chorros caen sobre la barranca. Lo correcto sería utilizar tetrápodos, elementos de hormigón armado, que arrojados impiden que el agua siga con el proceso erosivo, son una especie de disipadores de energía; pero además hay que ordenar las desagües superiores, proteger el pie de la barranca”, continuó Orsolini.
En tanto, una fuente de la sede local de Puertos y Vías Navegables de la Nación explicó a este diario que “no hay una conducta ni una conciencia de defender la costa rosarina. Las olas de las embarcaciones de gran porte, barcos de ultramar que además pasan por el dragado que está más cerca de la costa y la ola es un efecto a considerar, se podría evitar con alguna cobertura en el talud de la barranca como el enrocado y sirve de protección, habría que hacer un relevo para saber cómo se comporta esta defensa ante las lluvias, las corrientes y el oleaje, saber si ese enrocado es suficiente y a nuestro entender no lo es”.
Vivir en la barranca
Un problema social a tener en cuenta es la gente que vive en las barrancas, pescadores que levantan viviendas precarias. Desde Defensa Civil afirman que “solo hay tres familias históricas que no es fácil sacarlas de allí y algún pescador ocasional que no duerme allí, pero ante el primer inconveniente está la colaboración de Prefectura”. Sin embargo, Orsolini luego de los fatídicos hechos del 2005 y 2007 afirmó que “machacamos fuerte para que se erradique a la gente de ahí, hay que hacer lo imposible para sacar a la gente de allí porque es un riesgo y el río ya avisó con la muerte de tres personas en marzo de 2007. En donde estaba Genaro García quedaron galerías, huecos con gente viviendo ahí. Encontramos algunas fisuras y por temor, como precaución, se resolvió alejar las barandas para que los caminantes no se acerquen”.
Paraná
Desde Vías Navegables aseguran que los políticos “no entienden que el Paraná es uno de los ríos más importantes del mundo y hay que hacer un relevamiento y advertir que preocupa el estado de la barranca, los socavones existen y hay algunos sectores que preocupan en el estado que están. Los procesos erosivos pueden terminar con vidas humanas o bienes materiales construidos sobre la costa; hay un costado social a tener en cuenta y dudo que haya un censo de cuánta gente vive en ese lugar”, concluyó.

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