sábado, 22 de diciembre de 2012

Con la emoción a flor de piel, el "Bichi" tuvo su partido homenaje


El Bichi metió tres goles y se dio el gusto de jugar con ex compañeros, rivales, figuras del deporte y hasta con su hijo Jerónimo. “Mi corazón va a estar siempre con ustedes; nunca me voy a ir de acá”, le dijo el 20 a la hinchada Sabalera.
Con la emoción a flor de piel, el


Esteban Fuertes le puso punto final a su carrera como futbolista y lo hizo en su segundo hogar. Luego de dejar oficialmente el fútbol el 24 de junio de 2012, el goleador histórico de Colón tuvo su fiesta de despedida en el Brigadier López. Un homenaje merecido para el máximo goleador del Rojinegro que se concretó con un entretenido partido. El resultado, anecdótico, fue un empate 3 a 3. Y a la fiesta no faltó nadie. Con las tribunas repletas para ver por última vez a su ídolo en el césped del Cementerio de los Elefantes, en la cancha hubo glorias sabaleras de viejos tiempos, figuras de otros deportes, algunos ex jugadores y otros en actividad.

Cerca de las nueve de la noche fueron ingresando de a uno los hombres que integraron el Colón de Bichi. Ibarra, Saralegui, el Chino Aquino, Samanta Rodríguez Peña, el Bolita Castillo, Uliambre, Chupete Marini, entre otros despertaron la nostalgia en más de uno.

Del otro lado, una mezcla. Con el chileno Zamorano, el tenista David Nalbandian, el ahora DT Martín Palermo en tándem con el Chelo Delgado, D’Alessandro, el garrochista Germán Chiaraviglio. En el banco, esperaban dos boxeadores: el Tata Baldomir y el Chino Maidana. En los bancos, al mando de los elencos, estuvo el Turco Mohamed, que volvió a Santa Fe y Juan Antonio Pizzi.

Pero más allá de las figuras que poblaron el Brigadier López, el centro de la noche fue el Bichi. El hombre que jugó 302 partidos en el Rojinegro y para el cual marcó 144 goles. Con esos números, se convirtió en el jugador que más veces usó la camiseta del Sabalero y en el máximo goleador de la insitución.

Después de recibir la ovación de todo el estadio y del saludo con cada uno de sus compañeros de equipo, la pelota comenzó a rodar. Le fue mejor a Los Amigos del Bichi, que en pocos minutos metieron dos: primero el Chelo Delgado y al rato Bam Bam Zamorano. Para descontar, apareció el hombre de la noche. Pase de Tito Ramírez y el disparo bajo del Bichi. El Colón del Bichi descontaba un rato antes de que llegue el entretiempo.

En el descanso, llegó la música de Los Palmeras y luego descubrieron una placa en el arco norte. La valla donde tantas veces la embocó Fuertes, fue denominada con su nombre.

Y otra vez el fútbol. El Bichi pasó un rato para el conjunto de sus amigos y a los 4’ estiró la ventaja. Otra vez en Colón, recibió una falta dentro del área. Pese a haberse retirado, no perdió las mañas y reclamó penal. Se lo dieron y fue su hijo Jerónimo el encargado de convertir. Un derechazo al ángulo izquierdo que dejó soprendido a más de uno. Con todos los jugadores en la cancha, a los 20’, como si fuera una señal del destino, el Bichi empató el partido y le puso punto final.

Para el cierre, llegaron los momentos más emotivos. Atadas a globos rojos y negros, se fueron para el cielo dos camisetas de Colón. Una para el padre del Bichi, la otra para Jorge Bontemps, ex jugador Sabalero que falleció en 2010. La leyenda, el goleador histórico se emocionó hasta las lágrimas y fue ovacionado desde los cuatro costados en su merecido homenaje. Y sobre una tribuna, Bichi escrito con fuego, como quedó impreso en los corazones de todos los hinchas del Sabalero. 

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