lunes, 3 de diciembre de 2012

Científicos desmitifican la profecía apocalíptica maya


Investigadores del Conicet aseguraron que esta cultura sólo predijo sucesos naturales como eclipses y no el fin del mundo.


Científicos desmitifican la profecía apocalíptica maya
Cuando faltan menos de veinte días para el 21 de diciembre de 2012, crecen las especulaciones y teorías que giran en torno a una supuesta profecía maya que relaciona esa fecha con el fin del mundo. Sin embargo, expertos consultados por PERFIL aseguraron que estas interpretaciones carecen de un asidero científico y están ligadas a una mala apreciación de los saberes de una cultura remota.
La caída de un meteorito gigante, un rayo solar destructor, incendios, maremotos y terremotos de gran magnitud son algunas de las posibilidades que barajan quienes esperan un desenlace fatal a fines de 2012. Pero esto pertenece al plano de la ciencia ficción y nada tiene que ver con lo que la cultura maya infería tras sus observaciones de la naturaleza y, en particular, del cielo. Beatriz García, astrónoma del Instituto de Tecnología en Detección y Astropartículas de Mendoza (Itedam-Conicet), describe a los mayas como una cultura dotada de conocimientos astronómicos. “No anunciaban profecías, sino que a través de la observación y del cálculo predecían sucesos naturales periódicos tales como eclipses o las fases de la Luna o Venus”, explicó.
Los mayas usaban dos calendarios: uno de cuenta corta y otro de cuenta larga. El primero, de 365 días, era utilizado para la vida cotidiana y se basaba en las posiciones aparentes del Sol a lo largo de un período completo de traslación de la Tierra en su órbita. El calendario de cuenta larga era de 144 mil días: “Servía para destacar fechas importantes que necesitaban un registro permanente y les permitía hacer cálculos y establecer hitos hacia el futuro y hacia el pasado”, aseguró .
Para la denominación maya un día era un kin, 360 días eran un tun y 144 mil días eran un baktun. El próximo 21 de diciembre culmina el baktun 13. García sostiene que el estudio pionero de la astrónoma Maud Makemson sobre la cuenta larga en 1947 fue posteriormente reinterpretado “de la peor manera y transmitido a la gente sin ningún tipo de filtro”. Makemson afirmó que la finalización del período de 13 baktunes podría ser una fecha importante en su calendario y más tarde el antropólogo Michael Coe asoció el fin del baktun con la llegada del Armagedón, lo que permitió a la profecía del fin del mundo cobrar fuerza y expandirse en el último tiempo.
“Pero los mayas nunca hablaron del fin del mundo. No hicieron ninguna profecía. La profecía salió a partir de la tergiversación. Tras el período 13, vendrá el 14. Predecir implica verificar y los mayas verificaban sus predicciones. Profetizar no necesita verificación, la predicción es parte del método científico y los mayas predijeron eclipses y fases de la Luna y Venus, pero no profetizaban”, aclaró.
Criterios. Alejandro López, antropólogo e investigador del Conicet en el Instituto de Ciencias Antropológicas de la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA, confirmó que los mayas tenían sistemas adivinatorios, pero que los utilizaban para dar respuesta a sus propios intereses y tenían que ver con las disputas políticas de su tiempo. “En Occidente el ‘milenarismo’ ha sido un tema recurrente. Recordemos las preocupaciones medievales por el año 1000 y las expectativas por el año 2000 (incluyendo el famoso efecto Y2K)”, explicó.
Para el antropólogo, ahora hay una fascinación por Oriente (India, China, Japón) y por los pueblos originarios de América. “Pero éstos no son vistos en sus propios términos, sino reinterpretados con una mirada exótica, que los transforma en una suerte de complemento de Occidente que podría solucionar los problemas. En esa dirección se combinan y reinterpretan fragmentos de estas tradiciones para construir síntesis personales. Estas culturas reinterpretadas se transforman en un espacio que la gente usa para el pensamiento utópico”, concluyó el investigador.
En definitiva, no hay ningún dato astronómico que sugiera que esa fecha tiene alguna importancia y ninguno de los fenómenos a los que se alude encierra peligro para el mundo tal como lo conocemos. Según los científicos, ya podemos empezar a planificar nuestro 2013 tranquilos.

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