miércoles, 14 de noviembre de 2012

STA FE. Una reapertura que contrasta con la historia y el presente


Cristina Fernández anunció que se reabrió la fundición. Pero la realidad está lejos del discurso. Actualmente hay 149 trabajadores en la empresa del grupo Indalo, capitaneada por Cristóbal López. Sólo se hacen tareas de mantenimiento. Y esperan en un futuro producir campanas de freno. En 2008, el plantel era de 1.300 empleados.

La larga historia que encierra Paraná Metal, con parvas de anuncios que hasta ahora navegaron en potencial, actúa de contención al discurso de la presidenta Cristina Fernández de proferir como un hecho la reapertura de la fábrica que nació a fines de los ‘50 como Acinfer. La planta, que se originó como una firma satélite de Acindar, pasó de ser una de las fundiciones más importantes del país, con más de 1.300 trabajadores, a una industria abandonada como hasta hace poco, con 149 personas asignadas a tareas de mantenimiento.
Pero Cristina no conjugó el verbo en futuro, sino en presente. Y el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, conectado a través de la videoconferencia con la presidenta, quien estaba en Industrias Navales SA, en la misma localidad, dio vueltas en el aire para elogiar la inversión de la “empresa”, que pertenece al grupo Indalo, sin nombrar al principal accionista; Cristóbal López. El presente de Paraná Metal es muy diferente al pasado; y el futuro aún incierto.
El empresario multi-rubro, concentrado en negocios tan disímiles como aquellos ligados al juego de azar y al petróleo, empezará a producir campanas de frenos para clientes determinados, entre los que se encuentran anotados según los directivos John Deere. La fabricación de blocks quedó en el pasado y es casi imposible que las subsidiarias de Ford en Brasil (antiguos clientes de Paraná Metal) vuelvan a adquirir esas autopartes en una fábrica cuya maquinaria tiene un atraso tecnológico importante. La última adquisición de material nuevo se hizo a fines de los años ‘90. La paradoja de este conflicto es que Paraná Metal enfrentó una sangría casi terminal en momentos en que la industria automotriz argentina batía récords de producción.
A través de los subsidios Repro, el Estado nacional hace un aporte de 1.900 pesos por trabajador. Luego de que la Justicia homologara la convocatoria de acreedores de la empresa en noviembre de 2011, todo parecía que estaba listo para arrancar. Cada trimestre la dirigencia de la firma auguraba una pronta reactivación. Pero todo quedaba en la nada, aunque el 80 por ciento de los 250 acreedores habían aceptado la propuesta de Oil M&S.
Gestión de Binner
Cuando todo empezó a desbarrancarse en 2008, el gobierno de Hermes Binner le pidió al Inti, conducido en ese momento por Enrique Martínez, hoy fuera de la administración kirchnerista, un plan de reconversión de la fábrica. El instituto desarrolló un proyecto que apuntaba a sacar a Paraná Metal del rubro exclusivo de las autopartes para virar hacia una fundición con una perspectiva de producción más amplia. El objetivo era que la planta pudiera abastecer al sector ferroviario, que hoy demanda insumos que ya nadie fabrica en el país. El plan del Inti incluía sólo a 300 trabajadores. Y ese fue el punto que derivó en que el gremio de la UOM, en ese momento conducido por Alberto Piccinini, rechazara la iniciativa. El paso del tiempo dio otras respuestas. Hoy hacen tareas de mantenimiento menos de la mitad, es decir 149 empleados, y el resto (más de 1.100 trabajadores) decidió plegarse a retiros voluntarios.
José Luis Torres, integrante de la comisión interna de Paraná Metal, aseguró que “gran parte de la maquinaria está obsoleta, aunque la empresa invirtió en mantenimiento y la adecuación tecnológica. “La idea es que la planta empiece a funcionar, y en un futuro volver a producir blocks”.
En el acto con Cristina, el presidente de la firma, Daniel González, resaltó que “es fundamental anunciar la reapertura de la planta donde se han invertido 131 millones de pesos”. Y comentó además que la firma se encuentra “cerrando negocios con Ford Brasil Peugeot y Renault. Lo destacable de esto se nota en la esperanza, la fe y la confianza que están depositando en este proceso que va ser exitoso porque seguimos firme con el compromiso del primer día”.
El peso de la historia
Lo que es hoy Paraná Metal se llamaba en 1957 Acinfer, una firma satélite de Acindar, que en ese momento estaba en plena expansión con la reapertura de varias plantas asociadas a los capitales norteamericanos. El socio era la compañía Lester Knigh Co. La idea de Acindar, que controlaba el 61 por ciento del capital accionario de Acinfer, era que esa planta de Villa Constitución se transformara en proveedora de motores y otras piezas fundidas para las fábricas de automotores y tractores que se estaban instalando en el país, como IKA Industrias Kaiser Argentina y Fiat Concord.
Paraná Metal se llama así desde octubre de 2002, cuando Metcon (dominada por Ford Motor Argentina), la firma que controlaba la planta desde 1967, le vendió el paquete accionario al grupo Mansud SA, quien se quedó finalmente con la fábrica después del infructuoso amague de Teksid Group, una subsidiaria de Fiat, que se echó atrás unos meses antes.
Cuatro años antes de la venta, en 1998, ya habían estallado algunos problemas, cuando Metcon (en realidad Ford) intentó llevar adelante un duro ajuste de personal, con la excusa de que sobraba. Tras una dura negociación con la Unión Obrera Metalúrgica de Villa Constitución alcanzaron un acuerdo, tras plegarse a retiros voluntarios, trabajadores que estaban cerca de jubilarse.
Con el compromiso de que Ford seguiría comprando durante unos tres años blocks de motores, Mansud y Necotyl arrancaron con ese reaseguro y uno extra: la devaluación del peso que estableció Eduardo Duhalde. La fábrica retornó a niveles más o menos normales e incluso ingresaron empleados nuevos. Se llegó a producir un ciento por ciento más y se orillaron las 3.500 toneladas mensuales. Pero a pesar del crecimiento productivo de la fábrica nunca se realizaron inversiones de peso para evitar que el deterioro de la planta siguiera cayendo a pique. La última instalación de una maquinaria fue una línea de moldeo Disamatic, en 1999.
A mediados de diciembre de 2008, y después de estar enmarcado en el concurso preventivo de crisis, que se cerró en noviembre de 2011, Paraná Metal acudió al gobierno nacional para obtener los subsidios Repro del Ministerio de Trabajo. Paralelamente a esa decisión, se paralizó la planta por falta de producción y los operarios iniciaron un plan de lucha que se extendió por varios meses, que incluyó en medio del conflicto con el campo, el corte de las dos manos de la autopista Buenos Aires-Rosario.
Una reapertura que contrasta con la historia y el presente
Puesta en escena. Cristina distribuyó ministros y diputados nacionales en los distintos puntos a los que accedió físicamente o por teleconferencia. Foto: Corresponsalía Rosario
Gremio
Un prólogo a la crisis de Paraná Metal se vivió dentro del gremio de la UOM de Villa Constitución con el enfrentamiento entre dos históricos como Alberto Piccinini y Victorio Paulón. El sindicato había estado conducido por la lista Marrón: el primero era secretario adjunto y el segundo secretario general. Pero todo se partió en mil pedazos. Fue en septiembre, cuando Piccinini logró vencer a su compañero y se quedó con la conducción de la UOM; una organización clave para la historia reciente y con un caudal de afiliados muy grande, que supera los 5.500 miembros. Hoy la última historia sindical se dio vuelta, y es Paulón quien conduce el gremio alineado con la CTA de Hugo Yasky.
/// EL DATO
Zona franca
En el acto en Industrias Navales, el gobernador Antonio Bonfatti se mostró muy diplomático con la presidenta Cristina Fernández, a quien al final de su alocución le hizo un pedido sobre el aval que falta de la Nación para la zona franca de Villa Constitución. “Desde hace 20 años no podemos adjudicar la Zona Franca de Villa Constitución y, para ello, necesitamos del aval de la Nación para invertir 50 millones de pesos en la obra”, solicitó el mandatario provincial y aclaró que “ya están los adjudicatarios de cuatro empresas que operan con la Bolsa de Comercio”, en referencia a la zona de 56 hectáreas ubicada esa ciudad del sur provincial.
/// ADEMÁS
Una reapertura que contrasta con la historia y el presente

No hay comentarios:

Publicar un comentario