El líder de la CGT Azul y Blanca, Luis Barrionuevo, criticó el discurso de Cristina Kirchner tras la marcha del #8N. Aseguró que "hoy $100 no son nada" y que desde el gobierno nacional "no se habla de cómo frenar" el alza de precios.
El líder de la CGT Azul y Blanca, el gastronómico Luis Barrionuevo, criticó el discurso de Cristina Kirchner tras la movilización del jueves pasado y se preguntó: "¿Qué le importa al trabajador argentino de Obama y de China?".
La semana pasada, tras la protesta del #8N, la presidente Cristina Kirchner minimizó el reclamo de parte de la sociedad y consideró que esa semana "se produjeron dos hechos importantes" y mencionó las elecciones en los Estados Unidos y el congreso del Partido Comunista Chino, que definió un nuevo líder en el gigante asiático.
"La Presidente debe escuchar (el reclamo), llamó a los intendentes para sacarse una foto y se mofó de todo; qué le importa al trabajador argentino de Obama, de China, si ella es la que tiene que dar la respuesta", afirmó Barrionuevo.
En declaraciones a Radio 10, el sindicalista gastronómico insistió en que la mandataria "debe escuchar porque acá hay temas puntuales para atender, no se puede mofar". "Hay una inflación que come el bolsillo, hoy $100 no es nada" y desde el gobierno nacional "no se habla de cómo frenar" el alza de precios.
Barrionuevo consideró que las personas que salieron a manifestarse pacíficamente la semana pasada no era sólo la clase media: "La clase baja también está en problemas, ella (la Presidente) debe tomar nota y por eso salió a cacerolear", aseguró.
En tal sentido, advirtió que "cada día entran al circuito del impuesto al trabajo miles de trabajadores y el gobierno nacional se queda con ese dinero".
Asimismo, criticó a quienes dicen defender los derechos de los trabajadores pero "están haciendo un papelón, están siendo ridiculizado por muchos". "Algunos que responden a los aprietes tienen el culo sucio, y otros son más tímidos", sentenció.
Reiteró sus ganas de ver "una sola CGT", pero advirtió sobre el "egoísmo" en algunos dirigentes que "no dejan de lado intereses personales".
Para finalizar, bromeó con que él tiene la central de inteligencia más grande de la Argentina. "Es real, ahora cada mozo tiene celular; el gastronómico es alguien que está al tanto de todo y a veces se demora en la mesa para escuchar un poquito más", ironizó.
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