miércoles, 12 de septiembre de 2012

ROSARIO. Las comisarías que van a remodelar están en pésimas condiciones


Tienen los vidrios rotos, son oscuras y algunas están abarrotadas de detenidos. Hay seccionales que tienen los pasillos llenos de motos confiscadas y un solo baño.
La Capital | 

Las comisarías que van a remodelar están en pésimas condiciones
Oscuras, con vidrios rotos, un solo baño para todo el personal, abarrotadas de motos abandonadas y, en algunos casos, también de detenidos. Así esperan su remodelación las cinco comisarías que ayer el gobierno provincial prometió reconstruir. Son la 10ª, la 12ª, la 19ª, la 32ª y la 33ª, que brindan servicios en populosos barrios del norte, el oeste y el sudoeste de la ciudad. Y tanto entre los vecinos como entre los mismos uniformados, el anuncio no representa ninguna novedad: las obras ya se habían presentado en agosto de 2010.
En esa oportunidad, el gobierno provincial promocionó su "programa de construcción y readecuación edilicia y funcional de comisarías" que incluía la edificación de 12 nuevas dependencias policiales y refacción de otras 60 en todo el territorio santafesino. En Rosario, el plan alcanzaba la construcción de nuevos edificios para las seccionales 12ª, 19ª, 32ª y 33ª, más la ampliación de la 10ª y la 11ª.
Sin embargo, dos años después sólo se refaccionó el chalet de Darragueira 1158, donde funciona la comisaría 10ª. A mediados del año pasado se repararon techos, se acondicionó la guardia y se blanqueó el frente de la seccional de Alberdi. El hall de entrada tiene ventilador de techo y cortinas. El penal cuenta con dos celdas para 28 detenidos, pero tiene "todas las medidas de seguridad", destacaron los uniformados. Casi un lujo, en comparación con otras dependencias.
Abandono. En las seccionales 12ª, 19ª, 32ª y 33ª, de los barrios Ludueña, Moderno, Godoy y Hume, las condiciones edilicias están lejos de ser las mejores.
La única ventana de la guardia de la comisaría de Pedro Lino Funes 241 (12ª) tiene la mayoría de sus vidrios rotos y de los tres tubos fluorescentes que la iluminan apenas funciona 1. Pero esto sería sólo un detalle si la dependencia no tuviera un patio completamente cubierto de motos oxidadas, bicicletas, sillas de plástico rotas y tablones de madera.
El penal, desde la última evasión que se produjo en marzo de 2011, ya no recibe detenidos. Apenas pasan por allí quienes son demorados unas horas. Aunque eso ya sea mucho: la habitación está separada del patio apenas por una serie de rejas colocadas una sobre otra y adentro espera un colchón tirado en el piso y una silla plástica. "El baño, ni te lo muestro, entrás y te asfixiás", asegura uno de los uniformados.
De acuerdo a testimonios de quienes viven en el barrio, el proyecto para mudar la dependencia a Casilda y Solís "tiene varios años".
Sin embargo, la mayoría duda de que pueda concretarse en breve: "Hace tiempo que el terreno está abandonado. Es un gran basural", comentan los vecinos de la zona.
La comisaría 32ª, ubicada en Fader 3162, también funciona en lo que en otro momento fue una modesta casa de familia.
Y si no fuera por las cientos de motos apiladas a ambos costados del edificio (que "en algunas épocas llegan hasta el techo", indican los vecinos), costaría encontrarla. En la vereda de enfrente hay otra colección de autos herrumbrados y dos patrulleros, uno de ellos con las dos ruedas traseras en llanta.
En la dependencia trabajan, por turno, una decena de varones y mujeres. Todos tienen que compartir el mismo baño. En el lugar, el único que parece estar cómodo es el fornido perro negro que se despereza al lado del mostrador de la guardia.
Ni banderas. A la comisaría 19ª también le falta de todo: en el frente no están siquiera las banderas de la provincia y la Nación que flanquean la puerta de la mayoría de las comisarías.
La construcción de pasaje Calchaquí al 3500 está enfrentada al polideportivo Deliot. Y entre ésta y el predio deportivo municipal se apilan unos 20 autos desvencijados, entre ellos un patrullero. "Ahora no hay tantos, hace tiempo eran una verdadera montaña", acota uno de los chicos que juega en el lugar.
Para ingresar a la guardia hay que sortear una columna de motos que ocupa más de la mitad del hall. La puerta tiene los vidrios rotos, lo mismo que la ventanilla donde se recibe a quienes concurren a hacer denuncias o realizar trámites.
Cuando La Capital llegó hasta la dependencia, unas 8 personas esperaban su turno para ser atendidas, un número que se multiplica por dos o tres los días de visita de los detenidos que se alojan allí.
Sin vidrios. La puerta de la comisaría 33ª, de Lavalle 5680, tampoco tiene vidrios. El terreno que rodea al edificio, ubicado atrás de la estación El Guacho en una zona de quintas es espacioso y, por lo menos, la gran cantidad de vehículos que también se guarda allí no entorpece el tránsito.
En la guardia, una lamparita bajo consumo que pende de un cable es la única fuente de luz, las paredes y el techo son un muestrario de humedades, para sentarse hay apenas un banco de cemento y en cada una de las puntas del mostrador de madera descansan un televisor y una máquina de escribir.
"¿Así que van a remodelar la comisaría?", pregunta una de las agentes que recibe a este diario y mira a su alrededor. "Falta que hace", concluye después.
Cuando se presentó el plan de readecuación de comisarías se propuso avanzar en edificios vidriados, transparentes, "de modo que la gente sepa qué es lo que pasa adentro". A dos años de presentado el programa, la imagen de estas comisarías no ha cambiado.

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